La habitación (The room) (2019)

“La habitación” (The Room) es una película que, más que un simple entretenimiento, se ha convertido en un fenómeno cultural. Una anomalía cinematográfica que, a pesar de sus evidentes fallas técnicas y narrativas, ha conquistado a un público leal que encuentra en su peculiaridad un atractivo innegable. La película, dirigida, escrita, producida y protagonizada por Tommy Wiseau, es una experiencia cinematográfica radicalmente distinta a todo lo que se encuentra en el mercado actual. Su valor reside, en gran medida, en la incredulidad con la que se presenció su creación.

La trama, descrita como la compra de una casa con una habitación mágica que concede deseos, es, en realidad, un vehículo para explorar la desesperación y el dolor profundo que habitan en el personaje de Matt. Wiseau, tanto en la dirección como en la actuación, inyecta una honestidad brutal en la interpretación de este hombre, un hombre roto por la pérdida de su hijo y la incapacidad de sobrellevar el dolor de sus abortos. El guion, si se le puede llamar así, es desordenado y a menudo incoerente, saltando abruptamente entre escenas y diálogos que carecen de ritmo o lógica. Sin embargo, esta aparente aleatoriedad no es un defecto, sino una manifestación de la confusión y el desasosiego del protagonista, lo que hace que la película, contra todo pronóstico, sea emotiva. Wiseau evita cualquier artificio narrativo, dejándolo todo al azar, reflejando, quizás, la propia falta de control que siente Matt sobre su vida.

La dirección de Wiseau es igualmente peculiar. Se aleja de las convenciones cinematográficas, utilizando planos largos, encuadres extraños y una iluminación poco natural. Es una dirección que desafía las expectativas y obliga al espectador a confrontar la autenticidad del proyecto. Las actuaciones, aparte de la de Wiseau, son, en el mejor de los casos, aceptables. El resto del elenco, claramente consciente de la naturaleza de la película, ofrece interpretaciones minimalistas y funcionales, dejando que la figura central y su peculiar entrega sean el foco principal. A pesar del tono cómico que a menudo se le atribuye, la película es, en su esencia, una tragedia sobre el amor no correspondido, el arrepentimiento y la soledad.

El aspecto más importante, sin embargo, es la presencia innegable de Tommy Wiseau. Su actuación es una montaña rusa emocional, con momentos de vulnerabilidad, humor, frustración y una inexplicable intensidad. Su acento, su forma de hablar, su gestos, todo contribuye a la singularidad de la película. Más allá de ser un simple actor, Wiseau es el alma y el corazón de “La habitación”. Es un artista incomprendido, un visionario que, a pesar de sus limitaciones técnicas, ha creado algo verdaderamente único. La película no es perfecta, de lejos, pero es una experiencia que te obliga a cuestionar tus propias expectativas sobre el cine y la creatividad. Es un testimonio de la perseverancia y el deseo de contar una historia, sin importar las dificultades.

Nota: 7/10