La Hija del Rey (2022)

“La Hija del Rey” no es una película que te dejará alucinado por su premisa, aunque sí que te plantea preguntas inquietantes sobre el poder, la obsesión y las consecuencias de la ambición desmedida. Basada en el relato de Charles Perrault, la película de Benoît Solère logra evocar una atmósfera oscura y opresiva que se adhiere a la piel del espectador, pero le falta la profundidad y la fuerza dramática necesarias para transformarla en una obra memorable. La dirección de Solère es, en general, sólida y visualmente atractiva. La ambientación en la Francia del reinado de Luis XIV es impecable: los palacios se muestran grandiosos y decadentes al mismo tiempo, reflejando la fragilidad de un poder que se basa en la ilusión y en la manipulación. La fotografía, en particular, es notable, empleando una paleta de colores fríos y un uso deliberado de la luz y la sombra para intensificar la sensación de misterio y peligro. Sin embargo, la dirección no logra evitar momentos de excesiva ornamentación que desentonan con la narrativa y que restan tensión a la película. El reparto ofrece interpretaciones competentes, aunque no excepcionales. Pierre Niney, como el Rey Luis XIV, consigue transmitir la complejidad de un monarca consumido por la búsqueda de la eterna juventud, pero su personaje queda reduciendo a una caricatura de la vanidad real. Romane Dauriac, en el papel de la hija ilegítima, se enfrenta a un desafío mayor, interpretando a una joven fuerte e independiente, pero su personaje, en ocasiones, se siente superficial. La química entre ambos actores no es la más convincente, lo que dificulta la conexión emocional del público con su relación. El guion, en definitiva, es el punto más débil de la película. Si bien la adaptación del cuento original conserva la esencia de la historia, la narrativa se diluye en detalles innecesarios y digresiones que ralentizan el ritmo. La exploración de la obsesión del rey por la inmortalidad, aunque presente, no se profundiza lo suficiente, y el desarrollo del conflicto entre la hija y la sirena se siente apresurado. La película se concentra excesivamente en la estética y el espectáculo, descuidando la construcción de personajes sólidos y una trama convincente. La resolución, especialmente, parece forzada y poco satisfactoria. En resumen, “La Hija del Rey” es una película visualmente atractiva que ofrece un interesante punto de partida, pero que termina siendo un ejercicio de estilo vacío y carente de sustancia. Se presenta como una amalgama de elementos de fantasía y drama con un desarrollo narrativo que no cumple con las expectativas generadas por su premisa. Un espectáculo que, en última instancia, deja un sabor agridulce.

Nota: 6/10