“La historia más grande jamás vendida” (Originalmente “The Greatest Movie Ever Sold”) de Morgan Spurlock es mucho más que un simple documental sobre publicidad en el cine. Es, sobre todo, una indagación inquietante sobre nuestra relación con la ficción y la realidad, y sobre el creciente poder de la marca en la cultura popular. Spurlock, conocido por su propio experimento “Super Size Me”, no se limita a mostrar ejemplos de product placement; se sumerge profundamente en el proceso, volviéndose un observador fascinado y a la vez perturbado por la pervasiva naturaleza de la comercialización del entretenimiento.
La película comienza de manera sorprendente, con una entrevista a Steven Spielberg, quien, con una honestidad desconcertante, confiesa que la mayor parte de la película "E.T. el extraterrestre" fue financiada gracias a acuerdos de marketing. Este primer acto establece el tono de la película: una exploración sin tapujos de cómo Hollywood se ha vuelto dependiente de las corporaciones. Spurlock no se contenta con mostrar el producto; disecciona el proceso creativo, desde las primeras etapas de la preproducción, donde se negocian los acuerdos con las marcas, hasta la inclusión sutil de productos en el vestuario de los personajes y el set del rodaje.
El trabajo de dirección de Spurlock es excelente, manejando la ambigüedad y la complejidad del tema con maestría. No busca demonizar la publicidad de manera simplista; más bien, expone la insidiosa forma en que se infiltra en el arte, erosionando la línea entre la narración y la promoción. La película es rica en material visual, con entrevistas a directores, productores, actores y ejecutivos de marketing. Estos testimonios son variados y reveladores, ofreciendo perspectivas contrastantes sobre el impacto del product placement. El uso de imágenes de archivo, fragmentos de películas y anuncios de televisión crea un efecto visceral, sumergiendo al espectador en el mundo turbio y a veces absurdo de la comercialización cinematográfica.
Las actuaciones son mínimas, consistiendo principalmente en entrevistas, pero la fuerza de la película reside en la perspicacia del guion y en la habilidad de Spurlock para conectar con el público. El guion no intenta ofrecer soluciones fáciles; en cambio, plantea preguntas difíciles sobre la ética, el valor del arte y la influencia del consumismo. La película es, en esencia, un ejercicio de transparencia y autocrítica, donde el propio director se convierte en el principal sujeto de la investigación. Es una película que obliga a reflexionar sobre el papel del cine en la sociedad contemporánea, y sobre nuestra propia responsabilidad al consumir arte.
Si bien la estructura podría sentirse un poco irregular en algunos momentos, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su enfoque original y a su capacidad para generar debate. “La historia más grande jamás vendida” no es un entretenimiento ligero, pero es una experiencia cinematográfica imprescindible para cualquier amante del cine y para cualquiera que se interese en el poder de la marca en el mundo actual. Es una película que perdura mucho después de que termina la proyección, invitando a un análisis crítico de las formas en que la cultura se ha mercantilizado.
Nota: 8.5/10