La huérfana: Primer asesinato (2022)

“La huérfana: Primer asesinato” (The Nun II) no es simplemente una secuela; es un ejercicio de terror psicológico que, a pesar de sus fallas evidentes, logra mantener el espectador en un estado de inquietud constante. La película, dirigida por Michael Papandopolous, se aleja deliberadamente del presupuesto y la grandilocuencia de la primera entrega, optando por un enfoque más claustrofóbico, atmosférico y centrado en la construcción de un miedo visceral. La dirección, en general, es efectiva, logrando crear un ambiente de opresión y paranoia que impregna cada escena, especialmente aquellas en la noruega rural donde se desata la mayor parte de la acción.

Toni Collette, en el papel de Márcia, la madre de Leena, ofrece una actuación absolutamente brillante. Collette explora con maestría la fragilidad, la desesperación y la locura que carcome el personaje. Su actuación es la columna vertebral emocional de la película, y es gracias a ella que la historia de Márcia se siente tan perturbadora y creíble. La dinámica entre Márcia y su hija, Leena, se desarrolla de una manera inquietantemente natural, con una palpable sensación de incomodidad y manipulación. El enfrentamiento final entre ambas es un clímax emocionalmente resonante que marca el tono de la película.

Sin embargo, el guion presenta algunas inconsistencias y momentos que restan credibilidad a la trama. La introducción de nuevos personajes, aunque necesarios para dar contexto a la historia, no siempre están bien desarrollados. Algunas de las explicaciones sobre el origen del mal, la entidad demoníaca que atormenta a la familia Klammer, se sienten un poco forzadas y confusas, dejando algunas preguntas sin respuesta. A pesar de esto, la película se centra en la atmósfera y el horror psicológico, lo que la convierte en una experiencia, en definitiva, más inquietante que un simple slasher. La película se vale de imágenes perturbadoras y de una banda sonora que intensifica la sensación de amenaza.

El uso del color, la fotografía y la edición contribuyen significativamente a la atmósfera general. Los colores apagados y oscuros, junto con los ángulos de cámara inusuales, crean una sensación de desorientación y angustia. La película hace buen uso de efectos visuales sutiles para sugerir la presencia del demonio, evitando el uso excesivo de jump scares, que, en general, no se sienten tan impactantes debido a la intensidad del terror psicológico que ya ha logrado. Aunque la narrativa a veces flaquea, la película es, en última instancia, un ejercicio de terror efectivo y perturbador que, aunque no revolucionario, ofrece una experiencia de miedo satisfactoria para los amantes del género.

Nota: 6.5/10