La invocación (2020)

“La Invocación” (The Conjuring) no es una película que se centre en sustos fáciles y jump scares diseñados para asustar al público a corto plazo. Es, en cambio, una atmósfera palpable de miedo que se construye gradualmente, como una tormenta que se acerca sigilosamente. James Wan, director de “Insidious” y “Siniestro”, logra un terror psicológico que permanece en la mente del espectador mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar. La película se sitúa en 1988, y el ambientismo es uno de sus mayores atractivos. La casa de Alexis, situada en medio de un bosque remoto, se convierte en un personaje en sí misma, impregnada de una historia oscura y ominosa. El diseño de producción y la dirección artística cumplen un papel crucial, trasladando al espectador a una época y un lugar donde la fe y la superstición eran aún componentes importantes de la vida cotidiana.

El guion, adaptado de los casos reales investigados por Ed y Lorraine Warren, se beneficia de un enfoque lento y medido. No hay exposiciones interminables ni explicaciones rebuscadas. Se permite que la tensión crezca a medida que se revelan fragmentos de la historia de la familia Perron, quienes se han visto aterrorizados por una presencia maligna durante décadas. La película se centra en el caso de la familia y su lucha por proteger a sus hijos, y la amenaza que se cierne sobre ellos es mucho más inquietante que cualquier monstruo tradicional. El desarrollo de la trama es lógico, aunque presenta algunas debilidades en cuanto a las motivaciones de ciertos personajes, pero la tensión y el suspense superan con creces estas pequeñas inconsistencias.

Las actuaciones son sólidas en general. Patrick Wilson y Vera Farmiga, como Ed y Lorraine Warren, aportan credibilidad y un aire de autoridad a sus personajes. Wilson, en particular, se transforma en un hombre convencido de la existencia de lo sobrenatural, mientras que Farmiga logra transmitir la fe inquebrantable y la sensibilidad de su personaje. La joven família, liderada por la también sólida Joey King, logra mantener el interés del espectador, aunque a veces se siente un poco superficial. Sin embargo, la mayor fortaleza reside en la atmósfera general y en la forma en que Wan manipula el miedo.

Lo que diferencia a "La Invocación" de otras películas de terror modernas es su enfoque en la historia y el personaje. Es una película que se preocupa por explorar la psicología de sus personajes y las consecuencias de enfrentarse a lo desconocido. El terror no se limita a sustos repentinos; se arraiga en el miedo a lo inexplicable, a la pérdida de control y a la fragilidad de la cordura. La película culmina en un final impactante, que no necesariamente ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador reflexionando sobre la naturaleza del mal y el poder de la fe.

Nota: 8/10