La isla (2005)

“La isla” (2019) es una distopía inquietante y profundamente melancólica que, a pesar de su ritmo deliberadamente pausado, logra generar una atmósfera de intensa claustrofobia y desesperanza. La película, dirigida por Pablo Larraín, no se centra en la acción explosiva, sino en la lenta descomposición de la psique de sus personajes y en la desconfianza que se genera entre ellos. La historia, aunque inicialmente sencilla, se teje con matices que la convierten en una reflexión sobre la naturaleza humana, la paranoia y el precio de la supervivencia.

La dirección de Larraín es magistral. Utiliza el espacio cerrado de la isla, y su atmósfera opresiva, como un elemento narrativo fundamental. La fotografía, en tonos grises y apagados, acentúa la sensación de desolación y la ausencia de esperanza. Hay una meticulosidad en la construcción de la imagen que transmite de manera efectiva la desesperación de los habitantes, quienes viven en una rutina asfixiante donde cada acto está controlado y cada encuentro se produce con recelo. La paleta de colores, aunque limitada, juega un papel crucial para evocar el estado mental de los personajes. Es una película que se disfruta más con la mirada que con el oído.

Las actuaciones son excepcionales. Joaquin Phoenix, en el papel de Lincoln Seis-Eco, ofrece una interpretación introspectiva y desgarradora. Captura a la perfección el conflicto interno del personaje, su creciente paranoia y su lucha por mantener la cordura en un entorno que lo corroe. Michelle Williams, como su esposa, Shirley, también brilla con una actuación sutil pero poderosa, transmitiendo una tristeza palpable y una profunda desesperanza. La química entre ambos actores es uno de los puntos fuertes de la película, estableciendo una dinámica de relaciones complejas y perturbadoras.

El guion, adaptado de la novela de Jean-Bernard Mention, es inteligente y construye la historia con una paciencia admirable. No se apresura a revelar la verdad, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente. La historia, a pesar de algunos diálogos a veces lentos, explora temas complejos como el control social, la manipulación y la búsqueda de la libertad. Lo más impactante es la forma en que el guion plantea la cuestión de si la "salvación" que promete la isla es realmente deseable si implica la pérdida de la individualidad y la autonomía. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre la moralidad de las decisiones que tomamos en busca de un futuro mejor. El secreto al que llega Lincoln es tanto más impactante por su gradual revelación, haciendo que la tensión sea casi insoportable.

En definitiva, “La isla” es una película de suspense psicológico que se adentra en lo más profundo de la condición humana. No es un thriller convencional, sino una experiencia perturbadora y memorable que permanecerá contigo mucho después de que los créditos finales hayan pasado.

Nota: 8/10