La isla de los dinosaurios (2014)

“La isla de los dinosaurios” no es, sin duda, una obra maestra del cine de aventuras. Sin embargo, la película consigue algo más interesante: ofrecer un entretenimiento sólido y, para algunos, una reflexión sobre el destino y la importancia de las decisiones. La historia, que se centra en Lucas, un chico de 13 años que se encuentra varado en una misteriosa isla plagada de peligros prehistóricos y fantasmas, es una adaptación directa de la novela homónima de James Prendergast. Y eso, en sí mismo, ya implica una cierta vulnerabilidad, pero la película maneja esta base con un resultado sorprendentemente convincente.

La dirección de Michael Scott es competente, aunque carente de un sello distintivo que la haga destacar realmente. Logra construir una atmósfera de tensión palpable, especialmente en las escenas nocturnas y las exploraciones de las ruinas de la isla. La fotografía, con tonos apagados y contrastes marcados, contribuye significativamente a esta sensación de inquietud. Sin embargo, la película recurre a veces a clichés visuales, como explosiones exageradas o persecuciones torpemente coreografiadas, que restan credibilidad al universo que ha creado. Lo que sí funciona bien es la inmersión en el entorno, que se siente genuino gracias a la recreación de la isla, una de las pocas que parecen realmente auténticas en el panorama actual del cine de aventura.

El punto fuerte de la película reside en sus personajes. El joven protagonista, interpretado por Rodrigo Santoro, se muestra como un niño vulnerable pero con una creciente valentía. Su interacción con la misteriosa Sarah, interpretada por Alexa Vega, es el núcleo emocional de la historia. La química entre ambos actores es notable, creando una relación creíble y conmovedora, que va más allá de la simple camaradería de dos supervivientes. Los otros personajes, como el padre de Lucas, interpretado por Nicolas Cage, son menos desarrollados, relegados a funciones de soporte, pero cumplen su cometido. Aunque el papel de Cage, por momentos, se ve eclipsado por su propio protagonismo, aporta un elemento de dinamismo a la narrativa.

El guion, adaptado de la novela, se complica un poco en algunos momentos, con giros argumentales que, aunque mantienen la intriga, a veces se sienten forzados y poco naturales. La explicación del origen de la isla y la razón por la que los viajeros del tiempo se ven atrapados allí son, al final, un tanto simplistas. Sin embargo, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo constante y a la constante sensación de peligro que impregna la narrativa. La exploración de temas como el tiempo, el destino y la responsabilidad son sutiles pero efectivos, invitando a la reflexión después de abandonar la sala. El mensaje final, sobre la importancia de tomar decisiones y enfrentarse a nuestros miedos, es sencillo pero pertinente.

Nota: 6.5/10