La jungla 2: Alerta roja (1990)

“La Jungla 2: Alerta Roja” no es una película que proponga una revolución cinematográfica, ni que establezca nuevos referentes en el género de acción. Sin embargo, es un vehículo efectivo, aunque por momentos tedioso, para disfrutar de la esencia de John McClane, interpretado con su característica energía y sarcasmo por Arnold Schwarzenegger. La película se presenta como un clásico de lo clásico: un héroe solitario, un plan audaz, explosiones y persecuciones a alta velocidad. Pero, ¿se atreve a innovar lo suficiente como para mantener el interés durante sus más de dos horas de duración? La respuesta es un matiz, al igual que la película misma.

La dirección de Peter Faiman es competente, gestionando con solidez la coreografía de acción, aunque carente de originalidad. Las persecuciones son espectaculares, con la adrenalina bombeando a raudales y las localizaciones -el aeropuerto de Dulles, los túneles subterráneos- son escogidas con cuidado para crear una atmósfera de tensión palpable. Sin embargo, el ritmo narrativo se ve afectado por una excesiva dependencia de subplots que, a menudo, no se integran orgánicamente en la trama principal. La introducción del triángulo amoroso, con el personaje de Madeleine Stowe, resulta especialmente descolgada y, en última instancia, innecesaria. Aún así, el guion, escrito por Shane Black, se beneficia del ingenio verbal de McClane, cuyas interacciones con los personajes secundarios, especialmente el pomposo y paranoico coronel Stuart, aportan momentos de humor genuino.

La actuación de Schwarzenegger es, como siempre, segura. Aunque su físico imponente y su capacidad para el diálogo explosivo son indudables, a veces recurre a la repetición de frases y gestos que pueden resultar cansinos. El resto del reparto cumple con sus funciones, con un Richard Crenna como el ambiguo general de la Marina estadounidense y un Paul Winfield como el pragmático jefe de la seguridad del aeropuerto aportando peso a la narrativa. El corazón de la película reside, sin duda, en la figura de McClane, cuya determinación y capacidad para improvisar son la base de su éxito. Su visión del mundo, tanto cínica como heroica, se refleja en cada diálogo y acción.

El planteamiento inicial, con la amenaza inminente de un dictador prófugo, es intrigante y ofrece un buen punto de partida. La tensión se acumula a medida que los aviones se quedan varados en el aire y el tiempo se agota. Sin embargo, la película se pierde en detalles menos importantes y en un desarrollo del personaje principal que no explora su profundidad emocional. El final, aunque satisfactorio en términos de acción, es algo predecible y carente de la chispa que caracterizó a la primera entrega. En definitiva, “La Jungla 2: Alerta Roja” es un entretenimiento sólido y adrenalínico, pero no alcanza la calidad de su predecesora. Una película para aquellos que disfrutan del género sin pretensiones y con una buena dosis de acción.

Nota: 6.5/10