La jungla humana (1968)

Clint Eastwood regresa a un territorio familiar con 'La jungla humana', una película de 1970 que, a primera vista, parece una simple comedia de acción del oeste que se desplaza a las urbes. Sin embargo, tras una primera impresión de ritmo acelerado y situaciones absurdas, emerge una reflexión mordaz sobre la naturaleza del orden, la corrupción y el choque de culturas. Eastwood, como sheriff de Arizona, Walt Coogan, se encuentra envuelto en una persecución en Nueva York, un terreno completamente ajeno a su experiencia y a su forma de hacer las cosas. La película no se limita a presentar al personaje como un simple antihéroe rebelde; Coogan es un hombre de principios, un idealista que se ve frustrado por la ineficiencia, la burocracia y la moralidad relativa de un sistema policial que no entiende su estilo de trabajo.

La dirección de James Bridges es particularmente notable por su ambivalencia. A veces, la película se entrega a una comedia más slapstick, casi paródica, que, si bien es efectiva para generar momentos de humor, también diluye un poco la seriedad de la premisa. Bridges logra, sin embargo, equilibrar la ligera comedia con escenas de tensión genuina, especialmente durante los enfrentamientos con los matones de la ciudad. El uso de la cámara, con planos a menudo amplios y contrastantes, subraya la desconexión de Coogan con su entorno. La metrópolis se muestra como una jungla, como el título sugiere, un laberinto de cemento y ambigüedad moral donde el orden se impone a la fuerza y la verdad se oculta tras una cortina de humo.

Las actuaciones de Eastwood son, como siempre, impecables. Su Coogan es un personaje complejo, arcaico y con un sentido del humor seco que contrasta con la modernidad de Nueva York. No es un héroe en el sentido tradicional; es un hombre que se encuentra fuera de lugar, que intenta aplicar sus propios valores en un contexto donde esos valores no tienen sentido. El reparto secundario, con actores como Robert Duvall y Jack Palance, complementa la actuación de Eastwood y añade matices a la historia. Duvall, en particular, brilla como el corrupto jefe de policía, un personaje que encarna la hipocresía y la falta de escrúpulos. Palance, con su habitual carisma, ofrece un alivio cómico en su papel de un viejo amigo del sheriff.

El guion, adaptado de una novela de Stirling Gray, no está exento de fallos. Algunas situaciones son exageradas y los diálogos, aunque ingeniosos en su mayoría, pueden resultar un poco forzados en ciertos momentos. Sin embargo, la película consigue abordar temas profundos como la corrupción policial, la pérdida de la inocencia y la dificultad de encontrar el camino en un mundo cada vez más complejo. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre la justicia, la moral y la naturaleza humana. En definitiva, 'La jungla humana' es una película divertida, entretenida y, sobre todo, reflexiva que invita a la contemplación. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una película interesante que vale la pena ver, especialmente si se tiene un interés en la obra de Clint Eastwood y en las películas del género oeste.

Nota: 7/10