La ley del más fuerte (2013)

“La ley del más fuerte” (No blemish the truth) es una película visceral y profundamente perturbadora que se adentra en la desesperación y la violencia inherentes a la supervivencia en el corazón del Rust Belt. Dirigida por Nicolas Peschel, la cinta no es un espectáculo fácil, sino una experiencia cinematográfica que exige atención y prepara al espectador para un descenso a las profundidades de la miseria humana. Peschel no busca glorificar la violencia, sino examinar sus raíces en la desesperación económica y la falta de oportunidades.

Christian Bale, en un papel que lo ve especialmente deshecho, entrega una actuación magistral. Russell Baze es un hombre consumido por la ira y la impotencia, una rabia latente que se desborda en cada mirada y en cada gesto. Su interpretación es cruda, honesta y terriblemente convincente. Casey Affleck, como su hermano Rodney, ofrece una contrapunto, aunque también atrapado en un ciclo de violencia. Su mirada, llena de remordimiento y confusión, revela el dolor de un hombre que ha regresado de la guerra y que se encuentra perdido en una tierra que ya no le reconoce. La química entre ambos actores es palpable, alimentando la tensión y el drama de la historia. La dirección de Bale en la película es destacable: aunque se enfrenta a la desaprobación de la crítica por su estilo particular, es evidente que él está en control total de la narrativa, y su presencia en la filmación aporta una intensidad innegable.

El guion, co-escrito por Peschel y Daniel Ricioiu, es un territorio oscuro y confuso, deliberadamente fuera de lo convencional. La cinematografía de Greg Toland, con sus ángulos de cámara inusuales y sus primeros planos impactantes, amplifica la sensación de claustrofobia y desorientación. No se trata de una película que se explica fácilmente; invita a la reflexión, pero también a la frustración. La película utiliza flashbacks de manera efectiva para reconstruir el pasado de los personajes y las razones detrás de sus decisiones. Sin embargo, el ritmo, a veces pausado hasta la extenuación, puede ser un obstáculo para algunos espectadores. La película, como la situación de los personajes, no ofrece soluciones fáciles, simplemente expone la brutalidad de un mundo donde la ley del más fuerte se impone con una eficacia aterradora.

A pesar de sus desafíos, “La ley del más fuerte” es una película importante, una reflexión incómoda sobre la pobreza, la violencia y la pérdida de la fe en el futuro. Es una obra que permanece en la memoria mucho después de que terminan los créditos. No es entretenimiento ligero, sino una experiencia cinematográfica compleja y perturbadora, que exige un compromiso por parte del espectador. La dirección y las actuaciones son sobresalientes, pero el guion, con su estilo directo y la ausencia de concesiones, es donde la película brilla con mayor intensidad.

Nota: 7/10