La leyenda de Tarzán (2016)

“La leyenda de Tarzán” de David Yates es, en su conjunto, una decepción considerable, una oportunidad perdida para explorar un mito clásico desde una perspectiva fresca y emocionante, reduciéndolo a un thriller de espías previsible y con poca chispa. La película, que presumiblemente busca atraer a un público más amplio, sacrifica la esencia de la leyenda en favor de la manufactura comercial, ofreciendo un producto visualmente competente pero emocionalmente vacío.

Alexander Skarsgård, como Tarzán, cumple su parte con una presencia física imponente, transmitiendo la fuerza y el misterio del personaje. Sin embargo, la dirección de Yates parece incapaz de revelar la complejidad interna de Tarzán. Su personaje, en gran parte, se define por su contraste con el mundo civilizado, una dicotomía que se presenta de forma algo superficial, sin profundizar en el conflicto interno entre la naturaleza salvaje y la promesa de una vida humana. La interpretación de Skarsgård, a pesar de su esfuerzo, se siente forzada en ocasiones, incapaz de capturar la verdadera libertad y la autenticidad que caracterizan al Tarzán original.

Margot Robbie, por otro lado, ofrece una Jane Vanderbilt convincente. Su Jane es una mujer inteligente y decidida, que se ve atrapada en un conflicto que va más allá de su amor por Tarzán. Robbie aporta un matiz de humanidad y vulnerabilidad al personaje, y su desempeño es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Sin embargo, su arco narrativo se siente algo apresurado, y su personaje no tiene la oportunidad de desarrollar todo su potencial.

El guion, escrito por David Yates y Stuart Royle, es el mayor problema de la película. Se basa en un cliché de thriller de espías, con conspiraciones gubernamentales, agentes secretos y un villano carismático interpretado magistralmente por Christoph Waltz. Waltz, como de costumbre, da una actuación memorable, aportando un toque de elegancia y amenaza al personaje del capitán Leopold. Pero la trama general se siente predecible y poco inspirada, carente de la complejidad y el suspense que se esperaría de una historia ambientada en el corazón de la jungla. La justificación de la trama, basada en el poder del Congo y sus riquezas, parece artificial y poco desarrollada.

La fotografía de Robbie Graham es espectacular, capturando la exuberancia de la selva africana con una belleza deslumbrante. Los efectos especiales son, en general, buenos, aunque algunos momentos se ven ligeramente exagerados. Sin embargo, la belleza visual no puede compensar la falta de profundidad y la trama desgarbada. “La leyenda de Tarzán” es una película que parece haber confundido la aventura con el entretenimiento fácil, y en el proceso, ha olvidado por qué esta historia sigue siendo tan popular.

Nota: 5/10