La leyenda del samurái (47 Ronin) (2013)

“La leyenda del samurái (47 Ronin)” es un espectáculo visualmente deslumbrante, una bomba de acción histórica con una premisa que, en el fondo, se siente tremendamente familiar. La película, dirigida por Walter Hill, no es precisamente una joya del cine, pero logra compensar sus defectos con una estética impecable y una banda sonora épica que te envuelve desde el primer minuto. La historia, adaptada de la legendaria leyenda japonesa, se centra en Kai (Keanu Reeves), un paria que se ve arrastrado al mundo de los 47 Ronin, un grupo de samuráis que juraron vengar la muerte de su señor y, por ende, su propio destino. Sin embargo, la película se siente, en gran medida, como una secuencia de clichés de acción, aunque se presente con una ornamentación visual considerable.

La dirección de Walter Hill es, en su mayoría, efectiva. Logra crear momentos de tensión genuina, especialmente durante las secuencias de combate, que, aunque exageradas por su espectacularidad, son coreografiadas con un rigor técnico que las hace atractivas. La película está repleta de secuencias de lucha de kung fu y de espadas que recuerdan a las películas de Jackie Chan, pero con un toque de violencia más crudo y estilizado. La cinematografía de Peter Hess es impresionante; la utilización de colores vibrantes, la paleta de tonos cálidos y las composiciones que resaltan la grandiosidad de los paisajes japoneses contribuyen significativamente a la atmósfera visual. Sin embargo, la película tiene un ritmo irregular, con momentos de lentitud que interrumpen el flujo de la acción y restan interés a la narrativa.

Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Hiroyuki Sanada, como Lord Oishi, ofrece una interpretación serena y majestuosa, encarnando la figura de un líder sabio y honorable. Keanu Reeves, por su parte, aporta a Kai la necesidad de redención que requiere el personaje, aunque a veces su actuación se ve eclipsada por la naturaleza física de las escenas de combate. Además, el reparto de apoyo, con actores como Cary-Hiroyuki Yamashita y Lucy Liu, ofrece interpretaciones sólidas que enriquecen la trama. No obstante, la película podría haber beneficiado de una mayor profundidad en el desarrollo de los personajes secundarios.

El guion, escrito por otras personas, se siente, en gran medida, superficial. La trama es directa y predecible, siguiendo la estructura narrativa de muchas películas de acción. Las motivaciones de los personajes a menudo carecen de la complejidad que se esperaría de una historia basada en una leyenda tan rica como la de los 47 Ronin. Se intenta explorar temas como la honor, la venganza y el sacrificio, pero estos se abordan de manera rápida y superficial, sin profundizar en las implicaciones morales de las acciones de los personajes. La película no se atreve a cuestionar el código del samurái, presentando la venganza como un fin justificado, lo que le resta un toque de ambigüedad moral. En resumen, la película ofrece entretenimiento visual, pero carece de la sustancia narrativa que podría haberle convertido en una obra memorable.

Nota: 6/10