La maldición: El despertar de los muertos (2021)

“La Maldición: El Despertar de los Muertos” es una película que se aferra a un concepto intrínsecamente inquietante: cadáveres ambulantes que, lejos de ser horrores grotescos y desnaturalizados, se revelan como marionetas de una entidad sombría. La propuesta original, basada en la leyenda del “Jaechaui” - una tradición irlandesa sobre hombres resucitados por la brujería - posee un potencial narrativo que, en el fondo, se ve considerablemente frustrado por una ejecución cinematográfica mediocre. La dirección de Michael Robertey, a pesar de sus esfuerzos por crear una atmósfera opresiva, se siente a menudo torpe y carente de ritmo, recurriendo a sustos fáciles y a la fotografía sombría sin aportar profundidad emocional a la historia.

La película no logra entregar el terror psicológico que merece. Los asesinatos, aunque necesarios para la trama, se presentan de manera precipitada y, en ocasiones, incluso expositiva. Se intenta construir una sensación de peligro constante, pero los momentos de tensión se disipan rápidamente en una serie de escenas de acción con efectos especiales que, por su parte, no logran impresionar. El guion, esencialmente, es un ejercicio de exposición dialogada. Los personajes, en su mayoría, son personajes planos y carentes de desarrollo. No se profundiza lo suficiente en sus motivaciones, ni en sus relaciones, lo que impide que el espectador se conecte emocionalmente con ellos. El ‘villano’, la figura detrás de la manipulación de los Jaechaui, se revela como un antagonista casi inexistente, un ente nebuloso que raramente se hace presente y cuya naturaleza no se explica adecuadamente.

Sin embargo, a pesar de sus deficiencias, la película se beneficia de unas cuantas actuaciones sólidas. Ciaran Hinds, en el papel de un detective canoso y cansado, aporta una presencia creíble a su personaje, transmitiendo una mezcla de determinación y resignación. El resto del elenco, aunque no destaca particularmente, cumple su cometido sin estorbar el desarrollo de la trama. Particularmente, el actor que interpreta al “Jaechaui” principal, demostrando un notable control de expresión para transmitir el terror y el dolor inherente a su condición. La banda sonora, aunque genérica, contribuye a la atmósfera inquietante, aunque su uso a veces resulta ostentoso y gratuito.

En definitiva, "La Maldición: El Despertar de los Muertos" es una película que promete más de lo que entrega. El concepto es intrigante, la atmósfera es loable, pero el guion es débil, la dirección carece de pulido y la ejecución general es decepcionante. Se podría haber hecho mucho mejor, explotando al máximo el potencial del “Jaechaui” y del folclore irlandés, pero en última instancia, se queda como un ejercicio de terror barato y previsible. No es una mala película, pero tampoco es una buena, y su atractivo reside principalmente en la curiosidad de su premisa.

Nota: 5/10