La matanza de Texas 3 (1990)

“La Matanza de Texas 3” (1986) no es una obra maestra del cine de terror, ni tampoco una película que compita por el premio a la mejor dirección. Sin embargo, es un ejercicio de adrenalina pura y un reflejo interesante de la paranoia y la violencia que impregnaban el cine de terror slasher de los ochenta. La película, con un presupuesto considerablemente reducido, se sustenta principalmente en la atmósfera, el suspense y la sensación de vulnerabilidad que genera ante la amenaza constante de Leatherface y su implacable familia.

La dirección de George A. Romero, aunque no le otorgan el protagonismo que merecen en otras de sus películas más influyentes, logra construir un paisaje desolador y opresivo, un vacío implacable en el corazón de Texas que sirve como telón de fondo perfecto para la acción. La banda sonora, con sus sonidos repetitivos y disonantes, contribuye enormemente a esa sensación de inquietud y miedo constante. El uso de la cámara, aunque sencillo, enfatiza la sensación de aislamiento de los protagonistas y la amenaza inminente que se cierne sobre ellos. No obstante, la película carece de la sutileza y el comentario social que Romero demostró en otras obras, centrándose casi exclusivamente en la acción gore y el terror visceral.

Las actuaciones son, en general, aceptables. John Amplas como el protagonista, Billy, se debate entre la desesperación y la valentía, logrando transmitir la fragilidad de un hombre que lucha por proteger a su pareja. Sylvia Kristel, en su papel de Annie, aporta un toque de vulnerabilidad y resistencia, aunque su presencia en la película no se destaca particularmente. Sin embargo, la verdadera estrella de la película es, sin duda, Gunnar Hansen como Leatherface. Su interpretación es brutalmente efectiva; su Leatherface es un monstruo sin redención, una figura de puro terror que emana una amenaza palpable. La moto sierra eléctrica, un elemento icónico del personaje, es utilizada con maestría para crear momentos de suspense y horror genuino. Es un Leatherface que, aunque carente de profundidad psicológica, representa la personificación del mal puro y desatado.

El guion, como es típico de las películas de la franquicia, es bastante sencillo y predecible. La trama se centra en la persecución constante de los caníbales y en la necesidad de los protagonistas de escapar de cada situación. No obstante, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo frenético y a sus momentos de tensión bien coreografiados. Los asesinatos, aunque explícitos y sangrientos, no son la razón principal del atractivo de la película; más bien, son un elemento más del caos y la desesperación que los caracteriza. Se podría argumentar que la película carece de originalidad, repitiendo tropos y fórmulas ya establecidos en el género, pero es cierto que logra transmitir una sensación de peligro inminente que es innegablemente efectiva.

En definitiva, “La Matanza de Texas 3” es una película de terror disfrutable para los amantes del género slasher de los 80. No es una obra maestra, pero sí es una película que cumple su función de proporcionar momentos de tensión y horror genuino. Es una película que, a pesar de sus defectos, merece ser vista por su valor nostálgico y por la representación icónica de Leatherface.

Nota: 6/10