La mejor defensa... ¡El ataque! (1984)

“La mejor defensa… ¡El ataque!” es una película que, a pesar de sus ambiciones de ser un thriller bélico tenso y reflexivo, termina siendo una mezcla desigual de elementos. Dirigida con cierto pulso por James Fox, la película no logra alcanzar el nivel de sofisticación que sugiere la premisa, aunque ofrece momentos de genuina tensión y plantea preguntas interesantes sobre la ética de la guerra y la responsabilidad de los creadores.

La película se centra en Wylie, interpretado con notable frialdad por Christian Bale. Bale ofrece una actuación convincente, transmitiendo la ambición, la mediocridad y, eventualmente, el conflicto interno del personaje. Wylie es un hombre que, atrapado en una red de ambición corporativa y presiones, se ve obligado a participar en un proyecto que, aunque técnicamente impecable, lo atormenta. Fox logra capturar la deshumanización del personaje, mostrando cómo la necesidad de ganar dinero y el éxito profesional lo arrastra hacia un abismo moral.

La dirección de Fox se centra en crear un ambiente claustrofóbico y opresivo. La película utiliza la escala del conflicto bélico, con sus operaciones militares en un entorno hostil, para amplificar el aislamiento y la impotencia de Wylie. Los planos secuencia, especialmente durante la prueba final en Oriente Medio, son impactantes y generan una sensación visceral de peligro. Sin embargo, a veces la dirección se ve afectada por un estilo visual demasiado estilizado, que, en lugar de intensificar la tensión, puede resultar artificial. La banda sonora, aunque efectiva en algunos momentos, no siempre contribuye a la atmósfera general de la película.

El guion, escrito por Michael Brandt y Stephen Morgan, presenta ideas interesantes pero carece de profundidad. La relación entre Wylie y Landry (Jeremy Renner), el encargado de la prueba, es el núcleo emocional de la película, pero no se explora con la suficiente profundidad. Si bien su dinámica evoluciona a lo largo de la película, su relación se siente a veces superficial y carente de momentos realmente memorables. La película aborda la manipulación corporativa y la responsabilidad moral, pero lo hace de una manera algo diluida, casi como si fuera un añadido secundario a la trama principal. El final, en particular, resulta un poco abrupto y poco satisfactorio, dejando varias preguntas sin respuesta.

A pesar de sus defectos, "La mejor defensa… ¡El ataque!” es una película que merece la pena ver por la interpretación de Christian Bale y por el planteamiento de cuestiones éticas relevantes. Es una película que, en definitiva, no llega a ser un clásico, pero que ofrece un entretenimiento decente y estimula la reflexión sobre la naturaleza de la guerra y las consecuencias de la ambición desmedida. La película no es revolucionaria, pero sí es honesta y refleja el cinismo inherente a la industria armamentística.

Nota: 6/10