La memoria de los muertos (2004)

“La Memoria de los Muertos” (The Memory of the Dead) es una película que, a primera vista, promete ser un thriller distópico intrigante. Y, en gran medida, lo es, aunque con ciertas reservas que impiden que alcance su máximo potencial. La premisa, la existencia de chips que graban nuestra vida desde el nacimiento y la creación de una "rememorización" post-mortem, es sustancialmente provocadora y plantea cuestiones profundas sobre la naturaleza de la memoria, la identidad y la moralidad.

La dirección de Michael Pierce es sólida, creando una atmósfera melancólica y opresiva que refleja el aislamiento emocional del protagonista, Alan Hackman (Robin Williams), un editor de memorias consumido por su trabajo. Pierce consigue transmitir con éxito la sensación de un mundo donde el valor de la experiencia humana se ha desplazado hacia la acumulación de datos. Sin embargo, el ritmo de la película puede resultar algo pausado en algunos momentos, lo que podría desentonar con las expectativas de quienes buscan un thriller más vertiginoso. La película no se apura en presentar sus ideas y el espectador puede sentirse un poco aburrido.

La actuación de Robin Williams es, sin duda, el punto fuerte de la película. Williams ofrece una interpretación magistral de un hombre que ha perdido su capacidad de conectar emocionalmente con el mundo. Su Alan Hackman es un personaje complejo, atormentado por su oficio, su pasado y su incapacidad para experimentar la vida en plenitud. Williams logra transmitir la tristeza y el vacío del protagonista con una sutileza y un realismo que son conmovedores. Los demás actores también cumplen con creces su cometido, ofreciendo interpretaciones sólidas y convincentes.

El guion, escrito por Pierce y Michael Arndt, es inteligente y reflexivo, aunque en ocasiones se adentra demasiado en la exposición de ideas. La película se preocupa por explorar las consecuencias éticas de la tecnología y el impacto de la vigilancia constante en la vida de las personas. El conflicto central, la lucha de Hackman por encontrar la propia humanidad a pesar de su oficio, es potente y satisfactorio. No obstante, se echan de menos algunos giros argumentales más inesperados o momentos de acción más dinámicos.

A pesar de algunas fallas en el ritmo y en la puesta en escena, “La Memoria de los Muertos” es una película que vale la pena ver. Su reflexión sobre la memoria, la identidad y la pérdida de la experiencia humana es provocadora y, en última instancia, esperanzadora. Es una historia que nos invita a cuestionar nuestro propio valor y a apreciar los momentos fugaces de la vida real. La película no se limita a mostrar un futuro sombrío, sino que ofrece una puerta de entrada al debate sobre los límites de la tecnología y el valor de la autenticidad.

Nota: 7/10