La mercenaria (2020)

“La Mercenaria” no es una película que te abra las puertas a un debate filosófico profundo sobre la moralidad de la guerra, aunque sí ofrece un thriller de acción tenso y bien construido. La película, dirigida por Nic Van Pallard y con el peso de la experiencia de Olivier Megève (conocido por “Fast & Furious”), se centra en Rogue, un equipo de mercenarios liderado por la implacable Katrina Barrett (Gal Gadot). Su misión, encomendada por un gobernador desesperado, es rescatar a la hija del mismo, raptada por un grupo terrorista operando en un país africano inestable. El principal problema de la película reside en que, si bien la premisa es sólida y el escenario exótico es visualmente impactante, la ejecución se ve afectada por una cierta excesiva dependencia de clichés del género.

Gadot, como siempre, ofrece una actuación física y emocionalmente convincente. Su interpretación de Katrina es la columna vertebral de la narrativa, transmitiendo una dureza y una vulnerabilidad que son fascinantes de observar. La actriz consigue representar a una guerrera endurecida por la experiencia, que lucha contra sus propios demonios internos y una moralidad comprometida, sin caer en la simplificación de un personaje unidimensional. El resto del equipo, compuesto por un especialista en explosivos francés (Omar El-Said) y un experto en comunicaciones israelí (David Neumann), son bien dimensionados, aunque sus arcos narrativos son relativamente menos desarrollados. El personaje del gobernador, interpretado por Liev Schreiber, queda relegado a un papel meramente funcional para impulsar la trama, lo que podría haber sido una oportunidad para explorar su dilema moral con mayor profundidad.

La dirección de Van Pallard se distingue por su enfoque en la acción visceral y las secuencias de combate coreografiadas con precisión. Las batallas son brutales, realistas y sorprendentemente emocionantes. Sin embargo, la película carece de sutileza y, en ocasiones, se siente un poco artificiosa. El ritmo es desigual, con momentos de tensión sostenida intercalados con secciones más lentas dedicadas a explorar las relaciones interpersonales del equipo, las cuales, a pesar de ser necesarias, no aportan una mayor complejidad a la historia. La fotografía, con su paleta de colores vibrantes y su énfasis en la luz natural, contribuye a crear una atmósfera opresiva y peligrosa. El sonido, por su parte, es potente y envolvente, intensificando la sensación de inminente peligro.

A pesar de sus fallos, “La Mercenaria” es un entretenimiento sólido que ofrece un buen nivel de acción y una protagonista carismática. La película no pretende ser una obra maestra cinematográfica, sino un thriller de acción disfrutable que sabe cómo mantener la tensión hasta el final. El guion, aunque no se destaca por su originalidad, es funcional y cumple su cometido al avanzar la trama de manera eficiente. No obstante, la trama se simplifica en ciertos momentos, recurriendo a algunos clichés propios del género de acción, limitando la exploración de temas más complejos como la guerra, el trauma y la pérdida. El mensaje final, sobre la importancia del sacrificio personal por un bien mayor, se siente un tanto superficial, sin ofrecer una reflexión profunda sobre las consecuencias del camino elegido por los personajes.

Nota: 6.5/10