“La Momia” (2017) es, en muchos sentidos, una película que intenta ser una revisión inteligente de un clásico, y aunque logra algunos momentos de dinamismo y suspense, al final se queda a medio camino entre la nostalgia y la mediocres innovación. Tombs, el director Alex Kurtzman, no rehúye del intento de darle un giro moderno al mito original, pero el resultado es un conflicto en el que la ejecución no acompaña siempre a la ambición del concepto.
La película se centra en Evelyn (Sofia Boutella), una momia despiadada y excepcionalmente letal que ha despertado de su descanso milenario en el desierto, sin recordar su pasado ni sus motivaciones. Boutella ofrece una interpretación física que es, sin duda, impresionante. Su presencia en pantalla es imponente, sus movimientos letales y su mirada fría transmiten una amenaza palpable. Sin embargo, el guion no le da las herramientas suficientes para desarrollar la complejidad emocional que podría haber aportado a su personaje. Su antagonismo se siente más como un antagonismo superficial, un simple cliché de villana vengativa, y se carece de una profundidad que justifique su poder y su amenaza.
La dirección de Tombs es visualmente atractiva, utilizando el desierto de Nevada como un escenario brutalmente bello. Las escenas de acción, especialmente las que involucran a Evelyn, son elaboradas y divertidas, con coreografías que aprovechan al máximo la agilidad y la fuerza del personaje. Pero la acción, por sí sola, no es suficiente para salvar una película. El ritmo es desigual, alternando momentos de tensión sostenida con largos bloqueos dramáticos que no conectan emocionalmente. La trama, a pesar de introducir elementos como la ciencia ficción y la genética, termina siendo bastante predecible, siguiendo un patrón familiar de aventuras con toques de misterio que, en última instancia, no ofrecen nada realmente sorprendente.
Un aspecto que merece especial mención es el desarrollo de los personajes secundarios. Brendan Fraser, en un papel que a primera vista parece breve, aporta una necesaria dosis de humanidad y humor al rol de Ilderim, un antiguo embaucador que se ve envuelto en el conflicto. Su química con Boutella, aunque no siempre convincente, es fundamental para equilibrar la seriedad del conflicto y, a veces, proporciona los momentos más memorables de la película. La relación con Hesson (Russell Crowe), el jefe de la seguridad que busca contener la amenaza, es igualmente interesante, aunque también se siente un tanto estereotipada.
En definitiva, “La Momia” (2017) es una película entretenida, visualmente atractiva y con una actuación destacada de Sofia Boutella. Sin embargo, su guion superficial, sus personajes poco desarrollados y su ritmo inconsistente impiden que alcance su máximo potencial. Es un espectáculo de acción agradable, pero que no deja una huella duradera. Más una curiosidad que una obra maestra del género.
Nota: 6/10