“La Momia: La Tumba del Emperador Dragón” no es, sin duda, la joya del panteón de la saga, pero tampoco es un desastre absoluto. La película, dirigida por Alex Kurtzman y André Breton, se esfuerza por modernizar la franquicia, y si bien algunos aciertos aporta, en general, se siente como un experimento que no siempre funciona con el resultado deseado. Lo que sí logra es ofrecer una experiencia visualmente impactante, aunque a veces costosa en efectos especiales. La paleta de colores, dominada por los tonos ocres y rojos, evoca la atmósfera de una antigua China, aunque se siente un poco forzada en algunos momentos, más como una declaración de intenciones que como una representación genuina.
La historia, centrada en el viaje de Alex O’Connell (Tom Holland) y su padre, Ian (Russell Crowe), para rescatar a su madre (Brenda Song) de la tumba del emperador Dragón, es un poco simplista. El guion, a pesar de sus intentos de profundizar en las motivaciones de los personajes, cae en lugares predecibles y utiliza clichés propios del género. La trama, aunque mantiene el ritmo y la acción que caracterizan a la saga, carece de la profundidad y el suspense que, en ocasiones, hicieron de las películas originales una experiencia inolvidable. Se nota una apuesta por la acción directa, a expensas de un desarrollo psicológico que podría haber enriquecido la narrativa.
El reparto, en general, cumple su función. Tom Holland se muestra como un héroe joven, valiente y con un toque de inseguridad, lo que le otorga un carácter atractivo. Russell Crowe, como siempre, aporta su experiencia y credibilidad al papel del padre, aunque su personaje está relegado a un rol secundario en la trama principal. Sin embargo, algunos personajes secundarios, como el propio emperador Dragón, interpretado por Ronny Chieng, carecen de desarrollo y se limitan a actuar como figuras de relleno. Chieng, con su sutil humor, aporta algunas escenas memorables, pero su personaje no alcanza a profundizar en la complejidad que podría haberle dado.
La dirección de Kurtzman y Breton es competente, con una buena puesta en escena y secuencias de acción visualmente estimulantes. Se ve el esfuerzo por crear un mundo auténtico y detallado, con una recreación impresionante de la tumba del emperador Dragón. No obstante, la película se deja llevar por la estética y la espectacularidad, a veces descuidando la coherencia narrativa y el desarrollo de los personajes. La banda sonora, que combina elementos orquestales con ritmos orientales, es efectiva y contribuye a la atmósfera general de la película. La decisión de alejarse del tono más fantasioso de las anteriores entregas y adentrarse en un territorio más terrenal y lleno de elementos de aventura de acción, aunque no es del gusto de todos, es una apuesta arriesgada que, en última instancia, no llega a compensar sus deficiencias.
A pesar de sus errores, “La Momia: La Tumba del Emperador Dragón” ofrece un entretenimiento de acción decente, con algunos momentos de tensión y espectáculos visuales interesantes. No es una obra maestra, pero tampoco un fracaso total. Su valor reside en el esfuerzo por revitalizar la saga y en la capacidad de generar un espectáculo visualmente atractivo. Nota: 6/10