La montaña embrujada (2009)

“La montaña embrujada” (2023) no es precisamente una revolución cinematográfica, pero sí un ejercicio de entretenimiento sólido que, en su intento de revivir un clásico, logra encontrar un equilibrio interesante entre nostalgia y modernidad. La película, que se atreve a reinterpretar el icónico relato de Stephen King, no busca, ni siquiera pretende, igualar la original de 1975. En cambio, se posiciona como un thriller de ciencia ficción con elementos de aventura y un toque de drama familiar, con un mensaje subyacente sobre la responsabilidad y las consecuencias de la ambición desmedida.

Dwayne Johnson, como siempre, entrega una actuación convincente, interpretando a un taxista, Ike Lang, que es a la vez cínico y, gradualmente, movedizo por la responsabilidad que le impone su nueva tarea. Su evolución como personaje, desde un hombre pragmático que busca un buen día, hasta un protector con un sentido del deber, es uno de los puntos fuertes de la película. Anna Sophia Robb y Alexander Ludwig, por su parte, aportan una química natural que resulta crucial para el desarrollo de la historia centrada en la relación entre los jóvenes hermanos, Ethan y Sierra, y su conexión con la montaña. Si bien sus actuaciones son competentes, carecen de la profundidad necesaria para impulsar la trama más allá de su componente emocional.

La dirección de Michael Lembo es funcional, aunque nunca alcanza la grandiosidad visual que se esperaría de un relato sobre una montaña mística. El tratamiento visual de Witch Mountain es acertado, buscando un ambiente opresivo y hostil, utilizando colores apagados y la luz natural de Nevada para crear una sensación de aislamiento y peligro. Sin embargo, la película recurre a veces a clichés del género, como persecuciones exageradas y encuentros con extraterrestres poco convincentes. El guion, en general, es decente, pero presenta algunos agujeros argumentales y diálogos un tanto forzados. La trama, centrada en los secretos de la montaña y la necesidad de proteger una fuente de energía vital, podría haber sido más intrincada, explorando con mayor profundidad las implicaciones éticas de la manipulación de la naturaleza.

El elemento más interesante de la película radica en su juego con el thriller político y la mafia, introduciendo personajes como el villano interpretado por Bill Heckington, que representan la corrupción y la ambición corporativa. Estas incorporaciones le dan a la historia un trasfondo más amplio, conectándola con temas de poder y control. Aunque el tema extraterrestre se siente algo superficial, el filme logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo ágil y la apuesta por el suspense, especialmente en la segunda mitad. En definitiva, “La montaña embrujada” es un entretenimiento decente, una buena opción para una noche de cine, pero lejos de ser una obra maestra del género.

Nota: 6/10