La montaña embrujada (1975)

“La montaña embrujada” (The Bravest Knight) es una película que, en retrospectiva, posee un encanto particular, aunque su calidad cinematográfica no se compare con los estándares actuales. Dirigida con maestría por Walt Disney, la película se erige como un hito de la estética de la época, combinando la magia y el misterio con un mensaje moral claro que apelaba a los valores familiares. Sin embargo, la película, estrenada en 1966, no está exenta de ciertas limitaciones técnicas y narrativas que, lamentablemente, afectan su impacto duradero.

La dirección de Richard Donner es notable por su capacidad para crear una atmósfera de suspense y aventura juvenil. La película es visualmente atractiva, especialmente en sus escenas de acción y los efectos especiales, que, si bien son rudimentarios para los estándares modernos, eran innovadores para su época. Se puede apreciar la meticulosa construcción de la “montaña embrujada” y la importancia visual que se le da a la magia y a los poderes de los niños, generando una sensación de que algo sobrenatural se está gestando. Sin embargo, a veces, el ritmo se siente un poco irregular, con momentos de gran tensión seguidos de pasajes más lentos y descriptivos que pueden resultar tediosos para el espectador contemporáneo.

El elenco se beneficia de las sólidas actuaciones de sus protagonistas. Kim Richards y Eddie Albert ofrecen un equilibrio perfecto entre inocencia y valentía. Richards, en su papel de Tia, proyecta una vulnerabilidad y una determinación que son conmovedoras. Albert, como Jason, aporta la experiencia y la sabiduría necesarias para guiar a los niños, mientras que Donald Pleasence, interpretando a Lucas Deranian, logra transmitir una ambigüedad inquietante. Su personaje no es un villano unidimensional, sino un hombre atormentado por su pasado, lo cual añade una capa de complejidad al conflicto. La química entre los actores es palpable y contribuye significativamente al atractivo emocional de la película.

El guion, escrito por Robert E. Howard (sí, el mismo autor de Conan el Bárbaro) y otros, presenta una trama sencilla pero efectiva, con giros inesperados que mantienen al espectador enganchado. La premisa de niños con poderes y un villano manipulador es clásica y cumple su cometido con éxito. No obstante, la historia carece de la profundidad y la complejidad que se podrían haber logrado con una mayor exploración de los personajes y sus motivaciones. Además, la resolución de la trama, aunque satisfactoria, resulta algo predecible y no ofrece un final particularmente impactante. La película se adhiere a la estructura narrativa convencional de las películas de aventuras familiares de la época, sin incurrir en demasiadas sorpresas.

En definitiva, “La montaña embrujada” es una película de aventuras familiar agradable y entretenida, que conserva su encanto nostálgico. Aunque no es una obra maestra cinematográfica, sí que logra transmitir un mensaje positivo sobre la amistad, el coraje y la importancia de la ayuda mutua. Para los amantes del cine clásico y las películas de Disney de los años 60, es una visita obligada.

Nota: 6.5/10