La mossa del pinguino (2014)

“La mossa del pinguino” es, en su esencia, una película que se abre con cautela, como si el director, Edoardo Leo, estuviera deliberando si su apuesta por una comedia deportiva inverosímil realmente funcionaría. Afortunadamente, esa duda inicial se disipa rápidamente, dando paso a un viaje absurdamente entrañable y sorprendentemente conmovedor. La película no pretende ser un documental sobre el hockey sobre hielo; más bien, es una exploración de la amistad, la perseverancia y la búsqueda de la felicidad en circunstancias poco habituales.

La dirección de Leo es precisa y delicada. Maneja el ritmo con maestría, equilibrando los momentos cómicos, a menudo basados en el humor físico y los diálogos ingeniosos, con la construcción de un trasfondo emocional. Se nota que el director se centra en los personajes, permitiéndoles respirar y evolucionar a lo largo de la historia. Las escenas en la pista de hielo son dinámicas y visualmente atractivas, pero nunca dominan la narrativa. Leo sabe cuando dejar que la comedia fluya naturalmente, sin forzarla.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los mayores puntos fuertes de la película. Ennio Fantastichini aporta una exuberante energía y un humor inconfundible a su personaje, un anciano con una visión poco convencional del mundo. Ricky Memphis, interpretado por un veterano actor, ofrece una contraparte sólida, un hombre endurecido por la vida pero con un corazón sensible. La química entre ambos es palpable y fundamental para el éxito de la película. Edoardo Leo, como el catalizador de esta improbable aventura, también cumple con creces, demostrando su versatilidad como actor.

El guion, escrito por Leo y Alessandro Barbagallo, es inteligente y sorprendentemente profundo. No se limita a contar una historia divertida; explora temas como la soledad, la falta de oportunidades y la importancia de encontrar un propósito en la vida. La trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de giros inesperados y momentos de genuina emoción. La película no evade la dificultad de perseguir un sueño, mostrando tanto los desafíos como las recompensas. La ambientación en Turín, en los Juegos Olímpicos de 2006, añade un elemento de autenticidad y exotismo al relato.

Sin embargo, la película no está exenta de algunas imperfecciones. Algunos diálogos pueden resultar un poco exagerados y forzados, y el ritmo, en ocasiones, podría ser más ágil. No obstante, estos pequeños defectos no empañan la experiencia general, que es, en definitiva, una película entretenida y conmovedora que te dejará con una sonrisa en la cara y, quizás, un poco más de optimismo sobre la vida. "La mossa del pinguino" es un recordatorio de que la amistad y la determinación pueden llevarte a lugares inesperados.

Nota: 7.5/10