La mujer del año (1942)

“La mujer del año” no es simplemente una comedia romántica de los años 40; es un ejercicio de elegancia narrativa y una radiante demostración del potencial de una de las parejas más icónicas de la historia del cine: Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Stanley Donen, a través de su dirección impecable, logra un equilibrio perfecto entre el humor sutil y la ternura genuina, creando una experiencia cinematográfica que permanece en la memoria mucho después de que terminan los créditos.

Tracy y Hepburn, como duo, operan con una química que es simplemente asombrosa. Tracy, interpretando al periodista deportivo Walter Lambeth, aporta un encanto torpe y una honestidad refrescante, un contrapunto ideal a la determinación pragmática de Hepburn. Hepburn, como la periodista política Virginia Breed, desafía las convenciones de su época, no solo por su carrera, sino por su insistencia en encontrar la belleza en los pequeños placeres de la vida – un picnic, una flor, un baño de sol – una búsqueda de autenticidad que se convierte en el núcleo emocional de la película. La dinámica entre ambos personajes no es solo de atracción romántica, sino de una necesidad mutua de reconocimiento y comprensión. Se ven obligados a confrontar sus propias limitaciones y prejuicios, aprendiendo a apreciar el valor de lo que realmente importa.

La dirección de Donen es fundamental para el éxito de la película. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que la química entre los protagonistas florezca de manera natural. La fotografía de Arthur Landes, con sus tonos cálidos y la luz dorada de la tarde, contribuye a la atmósfera idílica y nostálgica. Donen evita los clichés del género, presentando un romance que se desarrolla a través de la conexión intelectual y emocional, más que de la pasión instantánea. Las escenas cotidianas, como el picnic en el parque o el paseo en coche, se convierten en momentos de gran intensidad dramática y humor sutil.

El guion, basado en la obra de teatro de Frank Capra, es inteligente y bien estructurado. Evita caer en sentimentalismos excesivos, manteniendo un tono realista y una perspectiva equilibrada sobre el conflicto entre la vida profesional y la vida personal. La película no se limita a celebrar el amor, sino que también explora temas como la desigualdad de género, la presión social y la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, el guion, aunque sólido, carece de la profundidad y la complejidad que se podrían haber explorado con más detenimiento, especialmente en la caracterización de los personajes secundarios, que a veces se reducen a estereotipos.

A pesar de esta pequeña carencia, “La mujer del año” se erige como un clásico instantáneo, un testimonio del talento de Tracy y Hepburn y una joya del cine clásico. Es una película que, a pesar de los años, sigue siendo agradable y relevante, ofreciendo una visión encantadora del amor y la vida.

Nota: 8/10