La noche es nuestra (2007)

“La Noche es Nuestra” es un thriller neo-noir de 1988 que, a pesar de su ambientación y temática, no alcanza el impacto visceral que se esperaría de un relato sobre la violencia urbana y la corrupción policial. Dirigida por Phillip Noyce, la película se presenta como un melodrama familiar con elementos de suspense, pero su ritmo y ejecución, aunque sólidos en algunos momentos, carecen de la fuerza y la originalidad necesarias para destacar en un género tan saturado.

La dirección de Noyce es competente, logrando crear una atmósfera densa y opresiva que refleja la desintegración moral de la ciudad. La fotografía de David Freund, con sus colores apagados y sombras pronunciadas, es particularmente efectiva para transmitir la desesperación y la paranoia que reinan en Nueva York durante el crack. Sin embargo, la película se centra excesivamente en la descripción de la violencia, a menudo mostrando escenas brutales sin un propósito narrativo claro o una reflexión profunda sobre sus consecuencias. Esto, en lugar de sumergir al espectador en la situación, puede resultar repetitivo y, a veces, incluso desconcertante.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. Joaquin Phoenix, en el papel de Bobby Green, ofrece una interpretación convincente, capturando la angustia y la incertidumbre de un hombre atrapado entre sus obligaciones familiares y su deseo de mantenerse al margen de los negocios turbios de su padre. Mark Wahlberg, como el teniente Joseph Grusinsky, aporta una presencia física imponente y una actuación funcional, aunque a veces carente de matices. Sin embargo, Robert Duvall, en el papel del padre Burt Grusinsky, se queda en una caricatura del policía corrupto, lo que resta credibilidad al conflicto familiar.

El guion, escrito por William Goldman y Stuart Cohen, es donde la película más notablemente falla. La trama, aunque intrincada en su superficie, carece de profundidad y las motivaciones de los personajes a menudo son poco convincentes. Las relaciones familiares, que deberían ser el núcleo emocional de la historia, se presentan de forma superficial y las decisiones que toman los personajes a menudo parecen arbitrarias. El conflicto entre Bobby y su padre es una constante, pero el desarrollo de este choque es lento y predecible, evitando sorpresas y generando una falta de urgencia en la narrativa.

En resumen, "La Noche es Nuestra” es un thriller de acción que ofrece un entretenimiento correcto, pero que no logra trascender su propia mediocridad. Su ambientación y las actuaciones son decentes, pero el guion y la dirección no logran elevar la película a un nivel superior. Se podría haber resultado ser una historia provocadora sobre la moralidad, la familia y la corrupción, pero en lugar de eso, ofrece una sucesión de escenas de acción sin un mensaje claro o una resonancia duradera.

Nota: 6/10