La novena profecía (2019)

“La Novena Profecía” de Hitchcock es una obra maestra inquietante, un estudio de personajes y de la fascinación por lo desconocido que sigue inquietando décadas después de su estreno. Más que una simple película de terror, es un thriller psicológico meticulosamente construido, que se nutre de la atmósfera opresiva de la San Petersburgo del siglo XIX, evocada con maestría a través de la cinematografía de Gordon Willis. La película no busca sustos fáciles, sino que se construye sobre la tensión, la duda y la sensación de que algo terrible está a punto de suceder.

La dirección de Hitchcock es, como siempre, impecable. Willis utiliza la penumbra y los ambientes sombríos con una delicadeza asombrosa, creando espacios claustrofóbicos donde la oscuridad se convierte en un personaje más. Las secuencias con Hitchcock detrás de la cámara, manipulando la cámara y jugando con la luz, son geniales y funcionan como un antes y un después en la narrativa. Este recurso, lejos de ser una mera ostentación técnica, refuerza la sensación de intrusión, de que estamos observando un ritual prohibido y nos convierte en parte de la acción, desafiando la frontera entre el espectador y el objeto de la investigación.

La película se centra en la detective Inspector Frederick Wallingford (Gregory Peck), un hombre de ciencia escéptico y racional que es arrastrado a un caso que desafía sus convicciones. Peck ofrece una interpretación magistral, transmitiendo la desazón y la creciente incredulidad del personaje, quien lucha contra la evidencia que apunta a una fuerza sobrenatural. Pero la actuación de Anthony Perkins como el misterioso y perturbador Max Tanner es la joya de la corona. Perkins no se limita a interpretar un personaje exótico; consigue transmitir una profunda inquietud, una maldad contenida que es, quizás, la más aterradora de la película. La química entre Peck y Perkins es fundamental para el éxito de la trama, creando un diálogo lleno de tensión y desconfianza.

El guion, adaptado de la novela de Lionel Belcampo, es inteligente y lleno de detalles. Hitchcock no simplifica la trama; presenta una serie de pistas y falsas pistas que mantienen al espectador en vilo. La investigación se ve interrumpida por los acontecimientos sobrenaturales, generando una atmósfera de paranoia. La trama, aunque a veces un poco lenta para los espectadores modernos, es sólida y ofrece un final que, aunque no es totalmente satisfactorio en términos de explicación lógica, es efectivo y acorde con el tono general de la película. La exploración de la fe, la razón y la superstición es sutil pero presente, invitando a la reflexión sobre la naturaleza humana y sus miedos más profundos.

En definitiva, "La Novena Profecía" es una película que exige atención y que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica intensa y memorable. Es un ejemplo perfecto de cómo Hitchcock podía transformar un tema aparentemente trivial en una obra de terror psicológico de gran profundidad. No es un film para disfrutar en una noche de fiesta, pero sí para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica que les haga pensar y sentir.

Nota: 8/10