La obsesión (1962)

“La obsesión”, dirigida por Vicente Amorós, no es un thriller convencional, sino una perturbadora exploración de la psicología humana, del miedo y de la fragilidad de la razón. La película, ambientada en una opulenta mansión que se convierte en un laberinto de paranoia, se construye con una atmósfera claustrofóbica y una inquietud constante que se siente desde sus primeros fotogramas.

La película se centra en Guy Carrell, interpretado magistralmente por Benicio del Toro. Su personaje es complejo y profundamente atormentado. La película no intenta simplificar su miedo, sino que lo presenta de forma cruda y visceral, mostrando su deterioro mental a través de la mirada del espectador. Del Toro ofrece una actuación excepcional, transmitiendo la desesperación y la desesperanza de Guy con una sutileza que es, a la vez, impactante y conmovedora. Su actuación es la columna vertebral de la película y es fundamental para su éxito.

El guion, adaptado de la novela de David Foersch, es inteligente y ambicioso. La película juega constantemente con la percepción de la realidad, difuminando las líneas entre lo que es real y lo que es producto de la mente de Guy. La narrativa no se basa en sustos baratos, sino en la tensión psicológica, el suspense y la sensación de que algo terrible puede ocurrir en cualquier momento. La ambigüedad que rodea a la muerte del padre de Guy, y las posibles implicaciones de la catalepsia, es un elemento central que mantiene al espectador enganchado, cuestionando la veracidad de lo que ve.

Vicente Amorós demuestra una notable maestría en la dirección. El uso de la luz y la sombra, la composición de los planos y la banda sonora, elementos que interactúan para crear una atmósfera opresiva y melancólica, son impecables. La mansión, un escenario imponente y lleno de detalles, se convierte en un personaje más, reflejando la confusión interna de Guy. El director no teme mostrar la vulnerabilidad de su protagonista, y esta honestidad visual refuerza el impacto emocional de la historia. Las secuencias que muestran la obsesión de Guy por la muerte, la limpieza compulsiva y la búsqueda de señales de la catalepsia, son especialmente memorables y evocadoras.

Aunque el ritmo puede ser lento para algunos espectadores, la película recompensa la paciencia con una experiencia cinematográfica profundamente inquietante. "La obsesión" no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre la naturaleza del miedo, la responsabilidad y la fragilidad de la psique humana. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar, obligándote a reflexionar sobre los límites de la razón y la persistencia del trauma.

Nota: 8/10