La oveja Shaun: La película (2015)

‘La oveja Shaun: La película’ es más que una simple secuela animada; es un festín visual y emocional que, a pesar de su aparente sencillez, explora temas profundos sobre la amistad, la identidad y el encuentro con lo desconocido. Chris Buck y Fionn Lindsay han logrado, de nuevo, construir una historia que resulta igual de atractiva para niños y adultos, consolidándose como una de las mejores películas animadas de los últimos tiempos. La película, a diferencia de su predecesora, no se centra únicamente en la vida bucólica en la granja; ofrece un cambio radical al transportar a Shaun y al resto del rebaño a un entorno urbano caótico y desconocido que les obliga a madurar y enfrentarse a sus miedos.

La dirección de Buck y Lindsay es impecable. La transición entre el ambiente rural y la ciudad es sutil pero efectiva, utilizando el color y la composición para crear una atmósfera vibrante y a la vez, ligeramente inquietante. Los planos se caracterizan por su naturalidad, evitando el virtuosismo excesivo y priorizando la inmersión en la historia. La película está llena de momentos visualmente impactantes, desde la secuencia del tren hasta las acrobacias de Shaun en el parque, que son tanto divertidas como emotivas. Sin embargo, lo que realmente distingue a esta película son sus momentos de quietud, aquellas instantáneas de la vida cotidiana del rebaño, que nos permiten conectar profundamente con sus personajes y sus emociones.

Las actuaciones de los personajes es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Mark Hamill como la voz del Granjero aporta una humanidad y vulnerabilidad a su personaje, haciéndonos sentir realmente a la defensiva ante su posible desaparición. Eddie Murphy, como siempre, brilla con luz propia como la voz de Li’l Buck, un torpe y divertido poniéndose al servicio del rebajero. Pero es la voz de Gidget, interpretada por Charlotte Hope, la que, con su optimismo contagioso y su sorprendente inteligencia, se convierte en el corazón emocional de la película. La dinámica entre estos tres personajes genera momentos de humor y ternura que son inolvidables.

El guion, adaptado de la obra de A.A. Milne, se beneficia de un ritmo ágil y bien estructurado. La trama principal, aunque sencilla, se complementa con subtramas que enriquecen la experiencia. La película no se limita a contar una historia de rescate; explora el crecimiento personal de Shaun, quien se ve forzado a asumir responsabilidades y a tomar decisiones difíciles. El tema de la identidad y la búsqueda de un lugar en el mundo se plantea de forma sutil pero efectiva, invitando a la reflexión sobre lo que realmente importa en la vida. La banda sonora, con temas originales y canciones pegadizas, complementa a la perfección la narrativa, creando una atmósfera mágica y emotiva.

En definitiva, ‘La oveja Shaun: La película’ es una joya del cine animado. Es una película que apela a la nostalgia y que, al mismo tiempo, ofrece una experiencia fresca y emocionante. Es una película para disfrutar en familia y que, sin duda, permanecerá en la memoria del espectador por mucho tiempo.

Nota: 9/10