La pandilla basura (1987)

“La Pandilla Basura” es una película que, en principio, parece una improbable combinación de comedia negra, fantasía urbana y drama adolescente. Sin embargo, el resultado final, aunque entretenido y con momentos genuinamente cómicos, resulta ser una experiencia cinematográfica un tanto desigual, con una dirección que busca el caos pero a veces se pierde en la confusión, y un guion que oscila entre lo ingenioso y lo poco inspirado. La película, dirigida por Richard Wong, posee una estética visual singular, con una paleta de colores vibrantes y una puesta en escena que evoca la desidia y la marginalidad de la ciudad de Los Ángeles.

El núcleo de la película reside en la premisa, y es ahí donde realmente brilla. La creación de la Pandilla Basura, un grupo de criaturas grotescas y anómalas rescatadas de un cubo de basura, es una idea original y audaz. La construcción de cada personaje –Greg el macarra, Nerd el oloroso, y tantos otros– es interesante, aunque las personalidades, en muchos casos, se limitan a clichés. La película explora la dinámica entre Dodger y la Pandilla Basura, y cómo la presencia de estas criaturas altera la vida del protagonista y la de los demás personajes. No obstante, la trama principal, centrada en el amor platónico de Dodger por Tangerine, se siente a veces poco desarrollada y un poco arrastrada.

Las actuaciones son generalmente sólidas. El joven actor que interpreta a Dodger, Jacob Bixler, logra transmitir la inocencia, la frustración y la confusión de un adolescente atrapado en circunstancias extraordinarias. Sus interacciones con los demás personajes, especialmente con la novia de Juice, Tangerine (Ava Ronan), son convincentes y llenas de tensión. Sin embargo, algunos de los actores de reparto, particularmente los que interpretan a los miembros de la Pandilla Basura, a veces recurren a caricaturas excesivas, disminuyendo el impacto emocional de ciertas escenas. La interpretación de Bill Moseley como el Capitán Manzini es notable; el actor aporta una mezcla de peligro, encanto y amargura al personaje.

El guion, aunque presenta momentos de brillantez ingeniosa, tiene sus fallas. Algunas subtramas, como la búsqueda de la Pandilla Basura por parte de la policía, son poco desarrolladas y carecen de profundidad. La película se basa en un humor negro que, en ocasiones, resulta demasiado vulgar, restando impacto a ciertos momentos dramáticos. Sin embargo, Wong logra crear una atmósfera única, una mezcla de mundos paralelos, donde lo grotesco y lo cotidiano se entrelazan de forma sorprendente. La banda sonora, con su mezcla ecléctica de música punk, rock y hip-hop, complementa a la perfección la estética visual de la película. La película también toca temas como la amistad, la identidad y la búsqueda de un lugar en el mundo, aunque estos temas no son explorados con la profundidad que merecen.

Nota: 6.5/10