La partitura (2023)

“La Partitura” es un thriller musical con ecos de terror gótico que, a pesar de sus aspiraciones ambiciosas, termina sintiéndose un tanto predecible. La historia se centra en Iris (interpretada con sutil maestría por Saoirse Ronan), una joven compositora cuya vida se ve sacudida por la repentina muerte de su mentor, un reconocido maestro de la música, Samuel (interpretado con una melancolía palpable por Paul Mescal). Tras su fallecimiento, Iris recibe la tarea de completar la obra inacabada de Samuel: un concierto final de una magnitud y complejidad que, en principio, parece el sueño de cualquier compositor. Sin embargo, al sumergirse en las notas, Iris descubre una oscuridad ineludible, un presente que se entrelaza peligrosamente con el pasado y una fuerza maligna que reside en la propia música.

La dirección de Andrew Haigh es competente, tejiendo una atmósfera densa y opresiva que, en ocasiones, recuerda a las obras de Robert Wiene o a las películas de Hitchcock. El uso de la música, ya de por sí, es fundamental para la narrativa, y la banda sonora, compuesta por Jóhann Jóhannsson (en su último trabajo previo a su fallecimiento), es absolutamente exquisita y contribuye de manera decisiva a la tensión. Los planos largos y la lentitud en el desarrollo de la trama, aunque pueden resultar contraproducentes para algunos espectadores, sirven para generar un sentimiento de inquietud y fatalidad que se acumula progresivamente. La película se adentra en la psicología de Iris, explorando sus obsesiones, sus inseguridades y su relación ambivalente con Samuel, a través de flashbacks que, aunque efectivos, a veces se sienten ligeramente artificiosos.

Las actuaciones son sólidas, con Ronan ofreciendo una interpretación convincente de una mujer consumida por el misterio y el miedo. Mescal, con su habitual magnetismo, aporta una profundidad emocional a su personaje, dotándolo de una vulnerabilidad que contrasta con la aparente grandiosidad de Samuel. Sin embargo, el guion, aunque interesante en su premisa, carece de originalidad y, a veces, cae en clichés del género. El ritmo se vuelve irregular, con momentos de suspense genuino intercalados con escenas de exposición que ralentizan el desarrollo. La revelación final, aunque interesante conceptualmente, no llega a satisfacer plenamente las expectativas generadas a lo largo de la película. Hay elementos que, si se hubieran manejado con más cuidado, podrían haber elevado la película a algo realmente memorable, pero la ejecución final se siente ligeramente incompleta.

En definitiva, "La Partitura" es una película con un gran potencial que, en última instancia, no logra alcanzar la excelencia que merecía. Es un thriller musical inquietante, con una estética visual cuidada y actuaciones sólidas, pero que se ve afectado por un guion a veces predecible y un ritmo irregular. Es una experiencia cinematográfica recomendable para aquellos aficionados al género, pero que puede resultar un poco decepcionante para los más exigentes.

Nota: 6/10