“La peor persona del mundo” (The Worst Person in the World), de Joachim Trier, no es una película fácil de ver, pero precisamente en su dificultad reside su fuerza y su capacidad para resonar con el espectador. Trier, a sus 44 años, entrega una obra que, a primera vista, puede parecer un mero melodrama existencialista, pero que, en realidad, es un análisis profundo y honesto de la crisis de la mediana edad, la búsqueda de sentido y la dificultad de escapar de los patrones de comportamiento autodestructivos. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que se limita a presentar la angustia de Julie, interpretada magistralmente por Renate Holm, con una crudeza y una vulnerabilidad que resultan devastadoras.
La dirección de Trier es elegante y precisa. Utiliza la fotografía para evocar la atmósfera melancólica de la película, con planos largos que observan a Julie en su soledad, y encuadres que enfatizan su aislamiento. La banda sonora, compuesta por Ólafur Arnalds, es sutil pero efectiva, complementando la tristeza y la incertidumbre de la protagonista. Trier no se aferra a los clichés del género romántico, sino que se centra en la psicología de sus personajes, explorando las complejidades de sus relaciones y sus motivaciones. La película no glorifica el romance, sino que lo presenta como una fuente de frustración y decepción para Julie, que se encuentra atrapada en un ciclo de relaciones fallidas y auto-sabotaje.
La actuación de Renate Holm es el corazón de la película. Su interpretación de Julie es excepcionalmente realista, transmitiendo con sutileza la desesperación y la confusión de una mujer que siente que su vida se está desmoronando. No recurre a la teatralidad, sino que se entrega por completo a la autenticidad del personaje. Los dos actores jóvenes, Herbert Ulrich como Aksel y Anders Jahre como Eivind, también ofrecen interpretaciones sólidas, aportando vitalidad y una cierta inocencia a la narrativa. No obstante, es Holm quien realmente domina la pantalla con su mirada penetrante y su expresión de cansancio.
El guion, co-escrito por Trier, Linn Ullmann y Hans Herøy, es inteligente y provocador. La historia de Julie no es una trama lineal, sino que se desarrolla en un torbellino de reflexiones, recuerdos y encuentros aleatorios. Trier consigue mantener el interés del espectador a pesar de la lentitud del ritmo y la falta de giros dramáticos. La película plantea preguntas importantes sobre el propósito de la vida, la importancia de la creatividad y la responsabilidad de nuestras elecciones. La película no ofrece respuestas fáciles, pero sí nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y nuestros propios miedos. La forma en que se explora el tema del talento perdido es particularmente efectiva, mostrando las consecuencias de la falta de acción y la auto-indulgencia. “La peor persona del mundo” es, en definitiva, una película sobre la dificultad de aceptar la propia imperfección y la necesidad de luchar por la autenticidad en un mundo que a menudo nos exige conformarnos.
Nota: 8.5/10