La pequeña vendedora (1927)

“La pequeña vendedora” es una comedia romántica de ritmo ágil y, en definitiva, agradable, aunque le falta la chispa que la elevaría a un nivel superior. La película, dirigida por Roger Mortimer, se centra en la historia de Joe Merril, un joven cansado de la constante presión de su padre y de su plan de matrimonio arreglado. Decide reinventarse a sí mismo como Joe Grant, un hombre sencillo, dispuesto a trabajar duro y, sobre todo, a encontrar el amor de forma honesta. Su encuentro con Maggie Johnson, la adorable y desprendida vendedora de flores, es el corazón palpitante de la película y, en general, el elemento más atractivo.

La dirección de Mortimer es competente, manejando el ritmo con habilidad, intercalando momentos de comedia con escenas más emotivas. Hay una cierta fragilidad visual, una paleta de colores cálidos y suaves que crea una atmósfera acogedora y que se adapta bien a la temática. Sin embargo, la película no se atreve a explorar el conflicto interno de Joe con la profundidad que merecía. Se presenta la dinámica familiar como algo casi caricaturesco, un cliché sobre el padre autoritario que no permite a su hijo perseguir sus sueños. El guion, escrito por Don Dailey, funciona sin problemas, ofrece diálogos ingeniosos y situaciones cómicas palpables, pero le falta un núcleo argumental más complejo. Las subtramas, como la inminente boda de Joe con Millicent Rogers, se sienten un tanto superficiales y como elementos añadidos para generar conflicto, sin que realmente impacten en la trama principal.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Ted Shackelford, quien interpreta a Joe Merril. Captura con convicción la angustia y la frustración de un hombre atrapado en un mundo de expectativas irreales. Pero es el papel de Maggie Johnson, interpretado por la encantadora y natural Anne Marie Harkin, el que realmente brilla. Su Maggie es genuinamente adorable, con una vulnerabilidad y una fuerza interior que la convierten en una protagonista memorable. El resto del reparto cumple su función, aunque no dejan una impresión tan duradera. El personaje de Millicent Rogers, interpretada por la elegante Patricia Routledge, es un personaje relativamente unidimensional, que sirve más como catalizador de la trama que como figura con profundidad.

En definitiva, “La pequeña vendedora” es una película entretenida y agradable de ver, ideal para una noche de cine en familia. Tiene un encanto juvenil y ofrece momentos de humor y romance que resultarán placenteros para el espectador. Sin embargo, carece de la profundidad y la complejidad que la harían destacar entre la multitud de comedias románticas. Se queda en un territorio conocido y predecible, sin ofrecer nada particularmente sorprendente o memorable. Es una comedia romántica ligera que ofrece una sonrisa, pero no provoca una reflexión profunda.

Nota: 6.5/10