La primera profecía (2024)

“La Primera Profecía” no es una película que se olvida fácilmente. Si eres fan de la saga original, este precuela, aunque con un presupuesto notablemente inferior, se erige como una curiosidad interesante y, a su vez, decepcionante. La película se centra en Seraphina, una joven estadounidense profundamente religiosa que, después de una tragedia familiar, decide abrazar la vida de monja en Roma. Su llegada a la orden, bajo la dirección de la severa y enigmática Sor Susanna, es presentada como un viaje de autodescubrimiento y purificación. Sin embargo, la trama rápidamente se complica, salpicada de sucesos extraños que empiezan a cuestionar la realidad y la propia fe de Seraphina.

La dirección de James Watkins es segura pero, en última instancia, algo anodina. Su manejo de la atmósfera es decente, utilizando la arquitectura y la historia de Roma para crear un ambiente de inquietud y misterio palpable. Las escenas nocturnas, particularmente, son visualmente atractivas, con la luz de las velas y los callejones laberínticos que contribuyen a la sensación de que algo siniestro acecha en las sombras. No obstante, la película carece de un estilo distintivo y, por momentos, se siente como un ejercicio en suspense genérico, recurriendo a tropes comunes del género religioso y paranormal. La dirección no entrega un impacto emocional profundo, relegando a los personajes a un rol secundario en la construcción del conflicto principal.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Emily Blunt como Seraphina. Su interpretación es cautivadora y, en el papel, transmite con eficacia la fragilidad y la creciente duda de la protagonista. Blunt logra infundir a Seraphina con una mezcla de vulnerabilidad y determinación, lo que la convierte en una figura con la que el espectador puede empatizar. La química entre Blunt y Oscar Isaac, quien interpreta al abad Silas, es un punto fuerte. Isaac aporta una profundidad y un carisma al personaje, creando un contrapunto interesante a la fe inquebrantable de Seraphina. La relación entre ambos, llena de silencios y miradas cargadas, es el corazón palpitante de la película.

El guion, adaptado de la novela de Max Lucado, se arrastra en algunos momentos. Si bien la idea de una conspiración que busca desatar un mal ancestral es intrigante, la ejecución es algo torpe. Las explicaciones se sienten a menudo forzadas y el ritmo es irregular, alternando entre momentos de tensión contenida y largos diálogos que no avanzan la trama de manera significativa. Algunos elementos de la historia, particularmente aquellos relacionados con la naturaleza del mal, carecen de profundidad y se revelan de manera abrupta. La película intenta basarse en la teología, pero a veces la sacrifica a la simple búsqueda de la tensión, lo que resulta en un resultado menos efectivo.

A pesar de sus fallas, "La Primera Profecía" ofrece un entretenimiento visualmente atractivo y con actuaciones sólidas. Si eres fan de la saga original, la película te permitirá vislumbrar el origen de los eventos que darán forma a la trama principal. Sin embargo, es una película que se queda a medio camino, prometiendo más de lo que finalmente ofrece.

Nota: 6/10