La princesita (1995)

“La Princesita” (Little Women) de Greta Gerwig es una experiencia cinematográfica que te envuelve desde el primer fotograma, un viaje emocional y visual que, aunque no revolucionario en su narrativa, destaca por su sensibilidad y la brillantez del equipo creativo. La película no es una adaptación literal de la obra literaria de Louisa May Alcott, sino más bien una reinterpretación que busca explorar las complejidades de las hermanas March y su búsqueda de identidad en un contexto social rígido y, en última instancia, bastante restrictivo.

La dirección de Gerwig es magistral, capturando la esencia de la época y transmitiendo el ambiente de la casa de la familia March con una cuidada atención al detalle. El uso del formato de narración en blanco y negro intercalado con escenas en color es una de las decisiones más efectivas de la película. Este contraste visual no solo aporta un elemento de formalidad a los recuerdos de la infancia, sino que también sirve para resaltar la diferencia entre la idealización de la memoria y la realidad. La película se adentra en los mundos internos de las hermanas March, explorando sus sueños, frustraciones y ambiciones, lo que convierte la historia en una profunda reflexión sobre el feminismo y las expectativas sociales de la época.

Las actuaciones son sobresalientes. Saoirse Ronan, en el papel de Jo March, ofrece una interpretación arrolladora y multifacética. Ronan no se limita a replicar la personalidad de la escritora, sino que la plasma con una honestidad y vulnerabilidad conmovedoras. La química entre las hermanas March, interpretadas por Ronan, Eliza Scanlon (Meg) y Emma Watson (Beth), es palpable y la relación entre ellas, aunque a veces tensa, está llena de amor y apoyo. Liam Cunningham, como el padre de las hermanas, aporta una ternura y un matiz de melancolía que complementan a la perfección su papel. Eleanor Bron, en el papel de la Srta. Minchin, transmite la autoridad y la crueldad de su personaje con una frialdad escalofriante que es, precisamente, lo que la convierte en un antagonista memorable.

El guion, escrito por Gerwig y Dana Van Ney Kimpel, se toma su tiempo para desarrollar a los personajes y explorar sus motivaciones. La película no se apresura a llegar a un clímax, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, lo que resulta en una conclusión emocionalmente satisfactoria. Aunque la trama principal se centra en la búsqueda de la independencia y el reconocimiento de Jo March, la película también explora temas como la clase social, el matrimonio y el sacrificio. Si bien la adaptación moderna busca modernizar la historia, respeta la esencia de la novela original, ofreciendo una perspectiva fresca y relevante para el público actual. La película, por tanto, no es solo una historia para niñas, sino una reflexión sobre las luchas de todas las mujeres para encontrar su lugar en el mundo.

Nota: 8/10