“La Protegida” (The Protector), la nueva entrega de acción que protagoniza Maggie Q, no es precisamente una joya de la cinematografía, pero sí una experiencia visualmente estimulante y, en su justa medida, entretenida. La película, dirigida por James Fox, no busca revolucionar el género, sino ofrecer una dosis sólida de adrenalina y un protagonista carismático, y en ese sentido, cumple sus objetivos con discreción. La película se beneficia, sin duda, de la presencia de Samuel L. Jackson, quien aporta una profundidad y un peso emocional a su papel de Moody, un mentor pasado y su figura paterna para Ana, que son precisamente lo que elevan la película por encima de lo puramente mecánico.
Maggie Q, como siempre, demuestra una habilidad impresionante para el combate cuerpo a cuerpo y las escenas de acción. Su Ana es una superviviente, una máquina de matar profesional con un pasado oscuro que la atormenta. Q entrega una actuación contundente, transmitiendo la dureza y la vulnerabilidad de un personaje que ha estado entrenado desde la infancia para ser una asesina. Sin embargo, a veces la ejecución de las escenas de acción, aunque espectaculares, carece de sutileza, recurriendo a un ritmo frenético que puede resultar un poco cansino. No es que las secuencias sean malas, simplemente, no aportan una narrativa más profunda.
La dirección de James Fox es competente, manteniendo un tono oscuro y realista. La película se apoya en un ambientación suciedad y decadencia de una ciudad estadounidense, creando una atmósfera opresiva y que se integra bien con la historia. No obstante, el guion, escrito por Mark Spellon y Kurt Wimmer, es donde la película tiene sus mayores problemas. Si bien la premisa de un “protegido” que se convierte en el asesino que le enseña a su antigua mentora es intrigante, la ejecución es algo simplista. Los diálogos, a menudo expositivos, no logran profundizar en la motivación de los personajes o en el trasfondo de la historia. Se siente como una serie de secuencias de acción enmarcadas en un argumento que no está completamente desarrollado. Las tramas secundarias, aunque aportan algo de variedad, no están conectadas con la historia principal y terminan por sentirse descolgadas.
Samuel L. Jackson, en un papel que a primera vista parece un mero vehículo para su carisma, se muestra sorprendentemente complejo. Moody no es simplemente un mentor, sino un hombre marcado por su pasado y atormentado por sus acciones. Jackson le da una capa de humanidad a un personaje que podría haberse reducido a un cliché. Su interpretación, por tanto, es uno de los puntos fuertes de la película. La química entre Q y Jackson es palpable, aportando momentos de tensión y emoción que contrastan con la brutalidad de las escenas de acción. El conflicto entre ambos, una mezcla de amor, resentimiento y lealtad, es el corazón de la película y el motor que impulsa la acción.
En definitiva, “La Protegida” es un entretenimiento sólido, pero no memorable. Ofrece acción pulida, un buen papel de Maggie Q y una interpretación destacada de Samuel L. Jackson, pero carece de una profundidad narrativa que la convirtiera en una experiencia cinematográfica superior. Es un película que se disfruta, sí, pero que no deja un impacto duradero.
Nota: 6/10
