La quimera (2023)

“La Quimera” es un film que se ancla en un territorio ambiguo donde la obsesión personal se encuentra con la fascinación por lo prohibido. La película, dirigida por Pablo Pérez, no solo narra la búsqueda de un hombre por su amada perdida, sino que también explora la naturaleza humana, la ambición desmedida y el precio que estamos dispuestos a pagar por alcanzar nuestros sueños. El resultado, aunque no siempre gratificante, resulta ser una experiencia visualmente impactante y psicológicamente compleja.

El guion, firmado por Pérez y el propio actor principal, es un punto fuerte del filme. Se centra en un arco argumental que, a pesar de tener momentos de lentitud deliberada, logra mantener al espectador enganchado gracias a la intrincada trama y la constante sensación de incertidumbre. No se limita a un thriller sobrenatural, sino que se adentra en la psicología de los personajes, sus motivaciones y sus miedos. La construcción del mundo, por otro lado, es cuidada y evocadora, con elementos de mitología y folclore que se entrelazan de manera sutil y efectiva. No obstante, la película se permite concesiones en el ritmo, a veces alargando excesivamente ciertos escenarios y diálogos que, si bien contribuyen a la atmósfera, pueden resultar pausados para algunos espectadores.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Álvaro Segura, como Arthur, transmite la desesperación y la vulnerabilidad de un hombre consumido por su quimera. Su interpretación es matizada y convincente, mostrando la evolución de un personaje que va perdiendo la cordura a medida que se acerca a su objetivo. El resto del elenco secundario también cumple sus funciones, ofreciendo personajes secundarios interesantes que enriquecen la trama. Particularmente destacable es la interpretación de Lucía Calvet, cuya presencia en la película añade un toque de misterio y complejidad a la historia.

Visualmente, “La Quimera” es un festín para la vista. La fotografía de Pablo López es exquisita, utilizando una paleta de colores oscuros y saturados que refuerza la atmósfera onírica y sombría de la película. Los escenarios, que incluyen antiguas tumbas, bosques densos y ambientes urbanos decadentes, están filmados con una atención al detalle impresionante. La dirección artística, en general, es sobresaliente, creando un mundo crudo, realista y a la vez lleno de magia y simbolismo. La banda sonora, minimalista pero efectiva, contribuye a crear una atmósfera inquietante y sugerente. Sin embargo, debo mencionar que algunos efectos especiales, especialmente los relacionados con lo sobrenatural, podrían haber sido más pulidos y convincentes, aunque no afectan significativamente la experiencia global.

En definitiva, “La Quimera” es una película ambiciosa que, a pesar de sus defectos técnicos, logra transmitir un mensaje profundo sobre la naturaleza humana y la búsqueda de la felicidad. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que disfruten de thrillers psicológicos con toques de fantasía, vale la pena darle una oportunidad. Es una propuesta original, perturbadora y visualmente impactante que dejará una huella en la memoria del espectador.

Nota: 7/10