La reina de Katwe (2016)

“La reina de Katwe” no es solo una película sobre ajedrez; es una historia profundamente conmovedora sobre la resiliencia, la esperanza y el poder transformador de la comunidad. Dirigida con sensibilidad por John Madden, la película logra transmitir la cruda realidad de la pobreza rural en Uganda, contrastándola con la belleza inesperada que se encuentra en la búsqueda de los sueños. La película se centra en Phiona Mutesi, interpretada con una intensidad y autenticidad palpables por Madina Nalwanga, una joven vendedora de maíz que, gracias a una oportunidad de aprender ajedrez, descubre un mundo completamente nuevo. Y es donde se evidencia el virtuosismo de Madden: no se limita a contar la historia, la *vive* a través de la lente de una joven, vulnerable, pero poseedora de una determinación inquebrantable.

La dirección de Madden se distingue por su realismo documental. Evita la sentimentalidad gratuita, permitiendo que las emociones surjan orgánicamente a través de las actuaciones y la narrativa. La película se siente honesta, no idealizada. La fotografía, a menudo cálida y terrosa, capta la belleza de la región y el espíritu de su gente. Sin embargo, lo más impactante es el tratamiento de los personajes. Phiona, a pesar de su ingenuidad inicial, emerge como una protagonista compleja y admirable. David Oyelowo, en el papel del entrenador Robert, aporta una dignidad y sabiduría que complementan a la perfección la juventud y el entusiasmo de la protagonista. Su relación no es simplemente paternal, sino de respeto mutuo y una profunda comprensión del potencial que reside en Phiona.

El guion, escrito por Michael P. Williams, es el corazón de la película. Es simple, pero efectivo. Evita el melodrama excesivo y se centra en los detalles significativos: la lucha por las provisiones básicas, la importancia del apoyo familiar, la presión social, el significado del juego como una vía de escape. La película, sorprendentemente, te enseña sobre ajedrez sin recurrir a explicaciones torpes o a ralentizaciones innecesarias. La tensión se construye gradualmente, no a través de clichés, sino a través de la observación de los juegos de Phiona y de la creciente competencia que enfrenta. Los combates de ajedrez, aunque coreografiados, son visualmente atractivos y se convierten en momentos de genuina expectación. Lo más importante es que el guion explora temas universales como la perseverancia, el valor de la comunidad y la importancia de perseguir tus sueños, sin importar las circunstancias.

Pero quizás la mayor fortaleza de “La reina de Katwe” sea su capacidad para generar empatía. Nos conecta con una historia que, aunque ambientada en un lugar lejano, resuena con las experiencias humanas más básicas. La película no ofrece soluciones fáciles ni finales felices convencionales. Simplemente muestra a un grupo de personas que se apoyan mutuamente en la búsqueda de sus objetivos, demostrando que el éxito puede encontrarse en los lugares más inesperados. Es una película inspiradora que te deja con un sabor agridulce, pero con la certeza de que la esperanza siempre puede florecer, incluso en la más dura de las circunstancias.

Nota: 8.5/10