La reina del oeste (1950)

“La Reina del Oeste”, la adaptación cinematográfica de la emblemática obra de Broadway, se presenta como una vibrante y, en muchos aspectos, conmovedora evocación de la vida de Annie Oakley. Cinematográficamente, la película, dirigida con maestría por Kenneth Drazick, logra capturar la esencia del Viejo Oeste, no con la exageración y el western glorificado que a veces nos inundan, sino con un realismo y una autenticidad que sorprenden. La paleta de colores es rica y cálida, reflejando la luz dorada de las montañas y las tierras de Kansas, creando una atmósfera palpable y envolvente. La banda sonora, liderada por Patrick Doyle, es un elemento fundamental, tejiendo melodías country, folk y momentos de pura emoción. La música acompaña a la perfección las escenas de acción y, crucialmente, amplifica la intensidad de las emociones de los personajes.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Michelle Williams como Annie Oakley. Williams ofrece una actuación magistral, logrando transmitir la fuerza, el ingenio y la vulnerabilidad de la pistolera. Su mirada, su sonrisa, su forma de moverse: todo contribuye a crear una personalidad compleja y entrañable. La química entre Williams y Channing Tatum, quien interpreta al enigmático Luke McGinnis, es excelente. Tatum, a menudo relegado a papeles de broma, demuestra su versatilidad, aportando una inesperada profundidad y una elegancia sutil al personaje de Luke. La relación que se desarrolla entre Annie y Luke es el corazón de la película: una danza de miradas, bromas y, finalmente, un reconocimiento mutuo basado en la admiración y el respeto.

Si bien la película presume de un espectáculo visual impactante y de interpretaciones destacadas, el guion, escrito por Larry McMurtry y Bill Holdener, presenta algunas limitaciones. La trama, aunque entretenida, carece de la complejidad y la profundidad que se esperaban de un adaptación de una obra teatral con la reputación de McMurtry. La película se concentra demasiado en la romance, relegando a un segundo plano algunos de los aspectos más interesantes de la vida de Annie Oakley, como su vida familiar y sus desafíos como mujer en un mundo dominado por hombres. Sin embargo, este enfoque, aunque menos ambicioso, permite que la película cuente una historia de amor accesible y emotiva. La película también podría haber explorado con mayor detalle el entorno del circo de Buffalo Bill y la dinámica de ese mundo, dando a los personajes secundarios una mayor relevancia. Aun así, la película consigue transmitir la alegría y el caos inherentes a la vida en el circo, convirtiéndolo en un personaje casi tan importante como Annie misma.

En definitiva, “La Reina del Oeste” es una película entretenida, visualmente atractiva y con interpretaciones sólidas, que logra evocar el espíritu del Viejo Oeste y la historia de una mujer extraordinaria. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento agradable que merece la pena ver.

Nota: 7/10