La Reina Victoria (2009)

“La Reina Victoria” (The Young Victoria), dirigida por Jean-Christophe Auffret en 2009, es una película que, a pesar de su relativa oscuridad y falta de reconocimiento, merece una atención renovada. No se trata de un drama histórico monumental a la escala de “María Antonieta” o “Marie Antoinette”, pero sí de una narración íntima y conmovedora sobre el ascenso de una joven monarca y su primer gran amor. La película se centra, esencialmente, en los primeros años de la vida de Victoria de Kent, con una especial atención al periodo posterior a la muerte de su padre y al comienzo de su relación con el príncipe Alberto. Es una historia de perseverancia, ambición y, sobre todo, de un joven corazón que se encuentra atrapado entre las rígidas convenciones de la corte británica y sus propios deseos.

El guion, adaptado de un libro de Robert Browning, es generalmente sólido. Se centra en la complejidad de la situación de Victoria, forzada a actuar como reina al azar tras la prematura muerte de su padre. La película hace un buen trabajo al ilustrar la presión y las expectativas que recaían sobre ella, exacerbadas por la figura autoritaria y dominante de su madre, la duquesa de Kent. Sin embargo, a veces cae en clichés de la época y en un ritmo un tanto pausado. La tensión dramática, aunque presente, no siempre logra alcanzar su máximo potencial. No obstante, la película logra capturar la atmósfera opresiva de la corte y la sensación de aislamiento que experimenta Victoria.

El corazón de la película reside en la interpretación de Cécilia Bartoli como Victoria. La actriz logra transmitir con notable fidelidad la fragilidad, la determinación y la creciente seguridad en sí misma de la joven reina. Su Victoria no es un personaje heroico en el sentido tradicional; es una adolescente obligada a asumir un rol que no le ha sido elegido. Bartoli no recita, sino que muestra, y su vulnerabilidad y su creciente madurez son palpables. La química entre Bartoli y Rupert Friend, quien interpreta al príncipe Alberto, es el pilar fundamental de la narrativa. Su relación evoluciona de una simple amistad a un amor profundo y genuino, y su interpretación conjunta es lo que realmente eleva la película. Friend ofrece una interpretación de Alberto equilibrada: un hombre inteligente, noble y con un considerable sentido del humor, que complementa a la perfección la juventud y la determinación de Victoria.

Visualmente, “La Reina Victoria” es una película agradable, aunque no deslumbrante. La ambientación es precisa y evoca fielmente el período, con detalles en la vestimenta, los escenarios y la música. Sin embargo, la cinematografía no busca la grandiosidad ni el espectáculo; se enfoca en los detalles íntimos y emocionales de la historia. En definitiva, es una película recomendable para aquellos interesados en conocer la vida de la Reina Victoria desde una perspectiva personal y en la que la fortaleza y la evolución de la joven monarca son el centro de la trama. Es un retrato matizado de una época y de una mujer en un momento crucial de su vida.

Nota: 7/10