La revancha de Max (2001)

“La Revancha de Max” (1991) es una comedia adolescente que, a pesar de su aparente simplicidad, logra plantear preguntas interesantes sobre la injusticia, la empatía y las consecuencias de la venganza. Dirigida por Chris Columbus, la película, aunque no es un hito del cine, posee un encanto particular que la convierte en una agradable escapada para el público de hoy en día.

La dirección de Columbus es competente, logrando mantener un ritmo ágil y constante. El film se mueve entre la perspectiva de Max, con sus planos subjetivos y su edición dinámica, y la visión más general de la cámara, permitiendo al espectador entender el impacto de sus acciones en el entorno que lo rodea. Columbus sabe manejar la comedia, distribuyendo los momentos más graciosos de forma estratégica, a menudo en medio de situaciones tensas, lo que subraya la complejidad de la situación. Sin embargo, la película no se atreve a ir más allá de lo esperado, entregando una experiencia familiar y cómoda, sin grandes sorpresas estilísticas.

La columna vertebral de la película son sus actores, en particular Corey Feldman como Max Keeble. Feldman ofrece una actuación convincente, transmitiendo de manera palpable la frustración, la soledad y la determinación de su personaje. Es una actuación llena de matices, donde se observa la transición de un chico vulnerable y marginado a un planificador meticuloso. La película cuenta también con un reparto joven y talentoso, como Kieran O'Brian como el “líder” del grupo de burlas, Kevin O'Connor, y Martin Ferreri, que aportan al éxito general de la historia. Las actuaciones no son excepcionales, pero cumplen su función a la perfección, añadiendo credibilidad a las situaciones cómicas y dramáticas.

En cuanto al guion, la película se basa en una premisa bastante convencional, pero la ejecución es sólida. El guion aborda temas como el bullying, la amistad y la importancia de la empatía, aunque lo hace de una manera bastante directa y sin excesivos adornos. La fuerza del guion reside en la construcción del personaje de Max y en la justificación de sus actos, lo que, paradójicamente, invita al espectador a simpatizar con él, a pesar de que sus acciones sean, en ocasiones, moralmente cuestionables. La tensión se mantiene a lo largo de la película gracias a un equilibrio perfecto entre el humor y el drama, y la resolución del conflicto es satisfactoria, aunque predecible. La película, a pesar del tono ligero, no rehúye de la crudeza del acoso escolar, mostrando las consecuencias emocionales para los protagonistas.

En definitiva, "La Revancha de Max" es una comedia adolescente agradable y entretenida, que, aunque no ofrece una innovación narrativa importante, cumple su cometido a la perfección. Es una película que, con sus personajes entrañables y su mensaje sutil, puede llegar a conectar con el público más joven, pero también con aquellos que recuerdan la adolescencia con nostalgia. No es una obra maestra, pero sí un clásico moderno que, con el paso del tiempo, sigue manteniendo su encanto.

Nota: 7/10