La señora Haidi (2017)

“La señora Haidi” es una película que, a primera vista, parece una simple historia de terror psicológico, pero que, al profundizar, se revela como una pieza lúgubre y inquietante sobre la soledad, el trauma y la fragilidad de la memoria. Dirigida por Måns Samuelson, la película consigue crear una atmósfera de opresión y misterio que te envuelve desde los primeros minutos, gracias a su uso del sonido y la iluminación, elementos que se aprovechan al máximo para generar una sensación constante de incomodidad. La historia, aparentemente simple, se convierte en una exploración perturbadora de la mente humana y sus más oscuros recovecos.

El guion es el corazón de la película y, afortunadamente, no defrauda. La trama se construye lentamente, sin dar demasiadas respuestas y, en cambio, alimentando la sospecha y la inquietud. La relación entre Pablo y Mara, quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema, es el punto de partida para desentrañar una red de secretos y recuerdos distorsionados. La ambigüedad, lejos de ser un defecto, es una de las mayores fortalezas de la película. No se intenta ofrecer una explicación racional a los acontecimientos, sino que se permite que el espectador interprete y forme sus propias conclusiones. La forma en que se utilizan los flashbacks, fragmentados y a menudo crípticos, es magistral para sugerir que la verdad es mucho más compleja de lo que aparenta. El ritmo pausado, aunque pueda resultar lento para algunos, es fundamental para generar la tensión y el suspense que caracteriza a la película.

Las actuaciones son impecables. Joel Kinnaman, como Pablo, transmite con maestría la angustia, el miedo y la creciente paranoia de su personaje. Su mirada, a menudo vacía y atormentada, es un espejo de la desesperación que lo consume. Anna Bergvall, por su parte, interpreta a Mara con una mezcla de fragilidad, fuerza y cautela. Su personaje es mucho más que una víctima; es una mujer luchando por aferrarse a la realidad, a su memoria, a su identidad. La química entre los dos actores es palpable y contribuye a la intensidad emocional de la película. La señora Haidi, interpretada por Carmen Maura, aporta un aura de misterio y una presencia inquietante, aunque su papel, si bien importante, no es tan desarrollado como el de los protagonistas principales.

La dirección de Samuelson demuestra un control absoluto sobre la narrativa. La utilización del blanco y negro, combinada con la iluminación tenue y el sonido omnipresente, crea una atmósfera claustrofóbica y opresiva. La casona, con sus pasillos laberínticos y su decoración austera, se convierte en un personaje más de la película, un espacio de aislamiento y de secretos. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, refuerza la sensación de inquietud y de amenaza latente. "La señora Haidi" no ofrece respuestas fáciles, ni soluciones sencillas. Es una película que te obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la memoria, el impacto del trauma y la dificultad de escapar del pasado. Es un ejercicio de suspense psicológico que, más allá de los elementos de terror, esconde una profunda reflexión sobre la condición humana.

Nota: 8/10