La ternura (2017)

“La ternura” es una película que te atrapa no por su trama descabellada, sino por la delicada y conmovedora manera en que explora la posibilidad de redención en la vejez. Gianni Amelio, un director maestro en la sensibilidad, nos presenta un retrato honesto y, a veces, incómodo de la soledad existencial, el peso del pasado y la inesperada puerta a la felicidad que se abre cuando menos la esperamos. La película no ofrece sensacionalismos ni cliches del melodrama; se centra en la profundidad de las emociones humanas, en la complejidad de las relaciones familiares y en la capacidad de las personas para cambiar, aunque sea en el último momento de sus vidas.

La dirección de Amelio es impecable, logrando un ambiente opresivo y lleno de matices. La locación en Nápoles, con sus callejuelas empedradas y sus edificios antiguos, contribuye enormemente a la atmósfera de la película. El director utiliza la cámara con maestría, creando momentos de intimidad que nos permiten adentrarnos en la mente y el corazón de cada personaje. El ritmo es pausado, lo que permite que el espectador reflexione sobre los temas que se plantean, sin apresurarse a llegar a conclusiones. Es una película que requiere paciencia y atención, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica genuinamente enriquecedora.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Vittorio Gassman, en el papel de Lorenzo, ofrece una interpretación magistral. Su personaje, un hombre amargado y rencoroso, es a la vez repulsivo y profundamente conmovedor. Gassman logra transmitir la complejidad de Lorenzo: su egoísmo, su resentimiento, pero también su vulnerabilidad y su necesidad de amor. La interpretación de la actriz protagonista, que da vida a la hija, es igualmente convincente. Sus intentos de reconciliación son palpables y llenos de dolor. Fabio, interpretado por el joven actor que le da vida a Fabio, aporta un toque de frescura y vitalidad a la película, contrastando con la dureza del personaje de Lorenzo.

El guion, escrito por Amelio y Roberto Saviano, es inteligente y provocador. La trama, centrada en un crimen impactante, actúa como detonante para una reflexión sobre las relaciones familiares y la búsqueda de la redención. La película no se limita a narrar un crimen; explora las consecuencias emocionales del mismo en los personajes. La relación entre Lorenzo y la hija, en particular, es compleja y llena de matices. La película plantea preguntas difíciles sobre el perdón, la responsabilidad y el valor del amor. No se ofrece una respuesta fácil, lo que hace que la experiencia cinematográfica sea aún más gratificante. La película no simplifica, ni idealiza, la condición humana, mostrando tanto la belleza como la oscuridad que la componen.

En definitiva, “La ternura” es una película inteligente, conmovedora y profundamente humana. Es un trabajo importante de Gianni Amelio, que confirma su posición como uno de los directores italianos más relevantes. Una película que te hará reflexionar sobre la vida, el amor y la posibilidad de encontrar la felicidad incluso en los momentos más oscuros.

Nota: 8.5/10