La teniente O'Neil (1997)

“La teniente O’Neil” es un thriller político y bélico que, en primera instancia, parece un ejercicio de declaración de intenciones: demostrar que las barreras de género en el ámbito militar son, en gran medida, producto de prejuicios y no de limitaciones inherentes. La película, dirigida con una notable meticulosidad por Peter Berg, se centra en la teniente Jordan O’Neil, interpretada con una fortaleza innegable por Renée Zellweger, y su implacable ascenso en un mundo dominado por hombres. El argumento, aunque algo predecible, consigue mantener el interés gracias a la tensión constante que genera la premisa: una mujer, con una trayectoria aparentemente impecable, enfrentada a un régimen de entrenamiento diseñado para que la mayoría de sus compañeros masculinos fracasen.

Zellweger ofrece una actuación magistral. Evita la necesidad de caer en estereotipos femeninos sobre la fuerza o la determinación, y se enfoca en la intensidad del personaje, en su necesidad de demostrar su valía y en su silenciosa guerra interior contra las dudas y la desconfianza. Su mirada, a menudo llena de una amabilidad disimulada y una resolución férrea, comunica más que muchas palabras. El resto del elenco complementario también brilla con luz propia, especialmente John Magaro, que interpreta al teniente Parker, el antiguo compañero de la teniente O’Neil, y quien se convierte en su principal antagonista. La química entre ambos actores es palpable y añade una capa de complejidad a la narrativa. La tensión no solo reside en el combate físico, sino también en el choque ideológico y en la lucha por la primacía en un entorno competitivo.

La dirección de Peter Berg es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Logra recrear la atmósfera claustrofóbica y brutal de los ejercicios militares con una precisión fotográfica notable. Las escenas de combate son intensas y realistas, sin caer en el sensacionalismo. La película no glorifica la guerra, sino que la presenta como un acto de sacrificio, una prueba de carácter y una confrontación con los propios límites. Sin embargo, el guion, a pesar de la sólida premisa, exhibe algunas debilidades. El ritmo es a veces un poco irregular, con momentos de gran tensión seguidos de interludios que se sienten algo forzados. Algunas subtramas, como la relación del personaje con su padre, se sienten un poco desaprovechadas y podrían haber añadido más profundidad a la historia. A pesar de esto, la película consigue mantener el interés del espectador, especialmente en la segunda mitad, cuando la trama se complica y las apuestas se elevan.

En definitiva, "La teniente O’Neil" es una película digna de ver, especialmente para aquellos interesados en thrillers militares y en las historias de mujeres que rompen barreras. No es una obra maestra, pero ofrece una mirada convincente al mundo de las fuerzas armadas y al espíritu humano frente a la adversidad. Demuestra, sin duda, que la valentía no se define por el género, sino por la capacidad de superar los propios miedos y los desafíos que se nos presentan.

Nota: 7/10