La tienda (1993)

“La Tienda” (The Shop, 2023) es una película que se ancla con fuerza en el aura de Stephen King, pero que, desafortunadamente, no logra alcanzar la plenitud que su material de origen sugiere. La dirección de Mark I. Taylor es metódica, casi obsesiva, en la construcción de la atmósfera, utilizando la luz y la sombra para generar una sensación constante de inquietud y aprehensión. El uso de planos largos y detallados, que exploran cada rincón de la tienda “Cosas necesarias”, es, en su mayoría, efectivo, contribuyendo a la sensación de que estamos entrando en un lugar que desafía las leyes de la lógica y la percepción. Sin embargo, a veces, esta meticulosidad se convierte en un punto débil, ralentizando el ritmo y reduciendo la tensión al máximo. Se siente que el director se preocupa demasiado en mostrar y menos en contar.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Bill Heckle como Leland Gaunt, el dueño de la tienda. Heckle ofrece una actuación magistral, transformándose en un ser enigmático, casi sobrenatural. Su lentitud deliberada, su mirada penetrante y su habilidad para transmitir una profunda tristeza ocultan un secreto aterrador. Es el personaje que le da credibilidad y una mínima dosis de esperanza a la historia, una cualidad vital considerando su naturaleza fantasmagórica. Sin embargo, el resto del elenco, aunque competente, no logran alcanzar la misma intensidad. La presencia de los habitantes de CastleRock, que se ven arrastrados a la tienda en busca de sus deseos, resulta a menudo plana y carente de desarrollo, convirtiéndose en figuras más bien en el marco de la historia que elementos con los que interactuar.

El guion, adaptado de una novela corta de Stephen King, es donde la película presenta sus mayores debilidades. Si bien el concepto original –una tienda que satisface los deseos más profundos, con consecuencias horribles– es fascinante, la ejecución es algo desordenada. La trama se complica progresivamente, introduciendo elementos que no siempre se integran de forma coherente. Las motivaciones de Leland Gaunt se revelan de forma fragmentada, y la justificación de sus acciones se vuelve confusa. El libro original, al menos, dejaba más margen para la ambigüedad y la interpretación, lo cual le daba un toque de misterio que la película, por el contrario, intenta desentrañar prematuramente. La película termina con una sensación de incompletitud, dejando muchas preguntas sin respuesta y un final que, para algunos, podría resultar decepcionante.

A pesar de sus fallos, "La Tienda" cuenta con un buen diseño de producción y una atmósfera opresiva que, en ocasiones, consigue mantener al espectador al borde del asiento. La banda sonora, minimalista y evocadora, complementa a la perfección la sensación de inquietud. Pero, en definitiva, la película se queda en un punto intermedio, un intento interesante pero no siempre logrado de adaptar una historia tan original y prometedora. Un trabajo sólido, pero que lamentablemente no explota todo su potencial.

Nota: 6/10