“La Trama” no es una película que busca redefinir el género del thriller político, pero sí logra ofrecer un entretenimiento sólido y, en ocasiones, sorprendentemente tenso. Mark Wahlberg, como siempre, aporta una presencia imponente a la pantalla, interpretando a Billy Taggart con una mezcla de cinismo y vulnerabilidad que le otorga credibilidad a un personaje inherentemente desconfiado. Su Taggart es un hombre marcado por el pasado, un ex-policía atormentado por sus errores, y su lucha por redimirse a través de esta investigación le da una profundidad que va más allá de lo meramente detectivesco.
La dirección de Martin Campbell, veterano del género, se mantiene pragmática y eficiente. Se centra en construir una atmósfera de incertidumbre, utilizando una paleta de colores apagados y una fotografía que evoca la decadencia moral de la ciudad. Si bien la película no se atreve a experimentar con nuevas formas narrativas, Campbell sabe cómo mantener el ritmo, construyendo la tensión a través de diálogos inteligentes y escenas de acción coreografiadas con un realismo que favorece la sensación de peligro. No se trata de efectos especiales ostentosos, sino de un uso inteligente del espacio y de la cámara para crear momentos impactantes. La banda sonora, discreta pero efectiva, contribuye a reforzar la atmósfera de suspense.
Sin embargo, el punto fuerte de la película reside en su guion, que presenta una trama de intriga política y criminal compleja y absorbente. La historia no se limita a la investigación del adulterio, sino que se desarrolla en un entramado de corrupción, traiciones y oscuros negocios. Russell Crowe, en un papel relativamente pequeño pero crucial, aporta una interpretación convincente como el alcalde Hostetler, un hombre capaz de manipular a todos los que le rodean. La película explora con maestría el poder corrupto que puede ejercer un individuo en posiciones de influencia, mostrando cómo el dinero y la ambición pueden desmoronar la ética y la moral. La trama se complica de forma orgánica, sin recurrir a giros argumentales gratuitos que rompan la verosimilitud.
Catherine Zeta-Jones, aunque con un papel limitado, aporta su carisma habitual y ofrece una interpretación que, si bien no se explora en profundidad, resulta agradable. La película, a pesar de su duración, no se vuelve monótona. La tensión aumenta gradualmente, culminando en un final que, aunque predecible en algunos aspectos, consigue generar un impacto emocional. “La Trama” no es una obra maestra del género, pero sí un thriller político bien construido, con una sólida actuación de Mark Wahlberg y un guion que, a pesar de sus clichés, logra mantener al espectador enganchado hasta el final. Es un entretenimiento válido, que cumple su cometido de ofrecer una tarde de suspense en el cine.
Nota: 7/10