La última ola (1977)

“La Última Ola” (The Wave) es un thriller psicológico que se abre paso con una atmósfera inquietante y una exploración profunda de la conexión entre el hombre moderno y la sabiduría ancestral. Dirigida por Zane Bennett, la película no busca la espectacularidad visual, sino que construye un suspense interno que se siente en la piel del espectador, alimentado por la gradual revelación de la verdad detrás de una tragedia. La película, en su esencia, es un estudio sobre el poder de la sugestión, la desconfianza y el impacto que puede tener el conocimiento ancestral si se ignora.

La dirección de Bennett es notablemente discreta, pero efectiva. No recurre a los efectos especiales tradicionales del género, optando por una fotografía sombría y un sonido envolvente que acentúan la sensación de aislamiento y amenaza. La película se desarrolla en un entorno natural australiano, casi hostil, que se convierte en un personaje más, reflejando la lucha del protagonista, David, contra sus propios demonios y las fuerzas que lo rodean. La puesta en escena es deliberadamente austera, evitando adornos innecesarios y concentrándose en el retrato de las emociones de los personajes.

El actor que interpreta a David Burton, Brenton Thwaites, ofrece una actuación particularmente convincente. Su interpretación es sutil pero poderosa. El personaje evoluciona a lo largo de la película, pasando de la aparente tranquilidad de un abogado a la confusión y, finalmente, al horror ante lo que descubre. Thwaites logra transmitir la angustia interior de David de manera creíble, mostrando cómo la lógica y la razón se desmoronan ante la confrontación con la realidad, una realidad mucho más compleja y antigua de lo que había imaginado. Su evolución interna es el motor principal de la narrativa.

Sin embargo, la verdadera joya de la película reside en el guion, que se beneficia de una narrativa no lineal y un ritmo pausado. La presentación de los personajes aborígenes es respetuosa y cuidadosa, evitando clichés y estereotipos. Se explora su relación con la naturaleza, la espiritualidad y la cultura, pero sin caer en la simplificación. El guion aborda temas como la colonización, la pérdida de la memoria y el choque entre dos mundos de visión, planteando interrogantes profundos sobre la relación del hombre con su entorno y el pasado. La trama, aunque aparentemente sencilla, está repleta de giros inesperados y una fina capa de ambigüedad que invita a la reflexión después de que los créditos finales se han desenrollado.

No obstante, la película no está exenta de defectos. Algunos podrían argumentar que el ritmo lento podría resultar tedioso para algunos espectadores, y la resolución final, aunque lógica, podría sentirse un tanto abrupta. Sin embargo, estas pequeñas imperfecciones palidecen en comparación con la calidad general de la película, que es unánimamente considerada como una de las producciones más inteligentes y originales del género thriller psicológico en los últimos años. Se trata de una película que se queda en la mente mucho después de que terminan los minutos de proyección, generando un debate sobre la naturaleza de la verdad y el impacto de las historias que se cuentan.

Nota: 7.8/10