La Usurpadora (2023)

“La Usurpadora”, la adaptación para el cine en formato musical de la icónica telenovela mexicana de 1998, es una experiencia cinematográfica compleja y, en última instancia, un tanto decepcionante. La película, dirigida por Jorge Sánchez Flores, se atreve a trazar una narrativa densa y con múltiples giros, pero no siempre logra ejecutarla con la fluidez y el impacto que merece. La premisa – dos gemelas idénticas, separadas al nacer, que intercambian vidas – es intrínsecamente atractiva y ofrece un terreno fértil para el drama, el thriller y el melodrama, elementos que, aunque presentes, se sienten a veces diluidos en la puesta en escena.

La dirección de Sánchez Flores busca capturar la esencia visual y musical de la telenovela original, y en este aspecto, la película tiene algunos momentos brillantes. La coreografía, especialmente las escenas musicales, es impresionante y demuestra un respeto por la fuente original. Sin embargo, la banda sonora, aunque variada y con canciones memorables, a veces se siente como un mero añadido, más orientada a la exhibición de talento vocal que a la construcción narrativa. La fotografía, en general, es cuidada y juega a favor de la atmósfera lúgubre y tensa que se requiere para el género.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Ana Valeria Suárez y Bárbara Mori, como Valeria y Victoria, respectivamente, ofrecen interpretaciones sólidas y convincentes. Suárez, en el papel de la gemela "falsa", posee una sutileza y una reserva emocional que le permiten transmitir la complejidad de su personaje, mientras que Mori, como la doble, irradia una sensualidad y una ambición palpable. El resto del elenco, incluyendo a Juan Carlos Cobín como Carlos Daniel, le da cuerpo y credibilidad a la trama. No obstante, algunas actuaciones parecen un poco forzadas, especialmente en momentos de intenso melodrama, lo cual puede restar fuerza a la emoción.

El guion, en mi opinión, es donde la película más claramente falla. Aunque la idea central es interesante, la trama se complica hasta el punto de volverse confusa y difícil de seguir. La cantidad de personajes secundarios y las intrigas amorosas se entrelazan de manera intrincada, dejando al espectador perdido en un laberinto de engaños y secretos. Además, el ritmo de la película es irregular, alternando momentos de gran tensión con otros de aburrimiento. La resolución final, aunque satisfactoria en un sentido básico, no compensa la acumulación de problemas argumentales a lo largo de la película. La película intenta abordar temas como la identidad, el amor, la venganza y el engaño, pero lo hace con una superficialidad que le impide profundizar en las implicaciones de cada uno de ellos.

En definitiva, “La Usurpadora” es una película con potencial desaprovechado. La ambición de adaptar una telenovela de gran éxito a formato cinematográfico es un reto considerable, y esta película, aunque con momentos atractivos, no logra alcanzar la excelencia. Se queda en un punto intermedio, ofreciendo entretenimiento limitado y una experiencia cinematográfica que, aunque visualmente interesante, no dejará una huella duradera.

Nota: 6/10