La venganza del dragón (2023)

“La Venganza del Dragón” es, en esencia, un relato familiar de redención teñido de adrenalina y violencia, una película que explora temas profundos como la moralidad, el sacrificio y la búsqueda implacable de la justicia. La dirección de Peter Travis, generalmente conocido por su trabajo en dramas psicológicos, aquí demuestra una notable habilidad para transitar por los géneros de acción y thriller, logrando un equilibrio que a veces se siente un poco forzado, pero que en general resulta efectivo. La atmósfera exótica de Tailandia, con sus playas paradisíacas y su intensa cultura, no es solo un telón de fondo bonito, sino que funciona como un catalizador para la tensión y el conflicto, amplificando la sensación de aislamiento y peligro que experimenta el protagonista.

La película se centra en Sam, interpretado con una intensidad palpable por Dolph Lundgren, un actor que ha demostrado su valía en el género de acción durante años. Lundgren aporta una presencia física imponente al papel, pero también logra transmitir la complejidad emocional de un hombre marcado por su pasado y atormentado por sus decisiones. Sin embargo, la película se esfuerza en mantenerlo relativamente distante, relegando las emociones profundas a momentos aislados, lo que a veces impacta en la conexión del espectador con la figura del protagonista. La química entre Lundgren y la actriz que interpreta a su esposa, son algo que podría haber sido más desarrollada, aunque la relación es funcional para la trama.

El guion, escrito por Robert Mark Waller, intenta abordar cuestiones morales complejas, planteando la pregunta de cuándo la venganza es justificable. La trama, aunque con algunos tropiezos en su ritmo, se mantiene interesante gracias a sus giros inesperados y a la escalada constante de peligro. No obstante, la película recurre a clichés del género de acción, como los personajes secundarios unidimensionales y los momentos de acción exagerados, que a veces restan credibilidad a la historia. La constante justificación de la violencia, aunque necesaria para el desarrollo de la trama, se siente un poco superficial en ocasiones. La complejidad del conflicto moral se diluye en favor de la espectacularidad del enfrentamiento final.

La banda sonora, compuesta por Mark Ronson, es un elemento crucial, contribuyendo significativamente al tono de la película: una mezcla de melodías exóticas y ritmos de acción que subrayan los momentos de tensión y peligro. La cinematografía, en general, es cuidada y bien ejecutada, aunque a veces se centra demasiado en la acción visual, relegando la importancia del detalle y la atmósfera. En definitiva, "La Venganza del Dragón" es una película de acción entretenida, aunque no precisamente innovadora. Es un espectáculo visual que ofrece momentos de tensión y acción convincentes, pero que no alcanza la profundidad emocional que podría haber tenido. Se trata más de un espectáculo para los ojos que de una reflexión profunda sobre la naturaleza humana.

Nota: 6/10