“La Vida en Rojo” es un drama histórico que nos sumerge en la España convulsa de los años 60, un periodo marcado por la represión, el movimiento estudiantil y la amenaza constante de la intervención policial. La película, dirigida con maestría por Belén Maya, no se limita a presentar una cronología de hechos, sino que se adentra en las vidas individuales de aquellos que vivieron el conflicto desde dentro, pintando un cuadro complejo y, a menudo, doloroso de una época que aún resuena en la memoria colectiva. La película se construye a partir de la desaparición de un estudiante, un evento que sirve como detonante para explorar las redes de resistencia y la paranoia que carcomía a la sociedad española.
La dirección de Maya es notable por su atmósfera opresiva. El uso del color, predominando los rojos y ocres, evoca la pasión revolucionaria y el miedo a la clandestinidad. La fotografía, rica en detalles y con un tratamiento sutil, transmite la incertidumbre y la constante vigilancia. La banda sonora, con melodías melancólicas y fragmentos de canciones de la época, contribuye a intensificar la sensación de angustia. Sin embargo, lo más destacable es la capacidad de Maya para no caer en la mera recreación histórica; se centra en las emociones y los dilemas morales de sus personajes, haciéndonos sentir la desesperación de quienes luchaban por la libertad.
Las actuaciones son, en su gran mayoría, excepcionales. José Luis Gómez, en el papel del profesor Denis, ofrece una interpretación magistral, transmitiendo la vulnerabilidad y la angustia de un hombre que se siente traicionado por un sistema que ya no comprende. Su retrato es sutil y ambiguo, sin caer en clichés de héroe o villano. Las interpretaciones de los actores jóvenes, especialmente Lucía Jiménez como la novia del profesor y Álvaro Morte como el comisario Ramos, también son sólidas, aportando frescura y autenticidad a la trama. La química entre Gómez y Jiménez es palpable, añadiendo una dimensión emocional importante a la historia. Ramos, interpretado por Morte, es un personaje complejo y moralmente gris, cuyo camino está marcado por la lealtad y la ambigüedad.
El guion, adaptado de la novela de Juan Pedro Bolaño, es donde la película alcanza su máximo esplendor. Se evita la simplificación y la propaganda, presentando los hechos desde múltiples perspectivas. La trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de giros inesperados y revelaciones que mantienen al espectador enganchado. Se exploran las contradicciones de la época, mostrando tanto el idealismo revolucionario como la traición y la hipocresía. La película no juzga a sus personajes, sino que los presenta como individuos con sus propias motivaciones y conflictos internos. La investigación de la desaparición del estudiante es un hilo conductor que teje la historia, revelando secretos y enfrentamientos personales.
Si bien la película podría beneficiarse de una mayor profundidad en algunos personajes secundarios, y quizás por algunos momentos un ritmo ligeramente más ágil, “La Vida en Rojo” es una obra que merecía una gran proyección. Es un relato conmovedor y reflexivo sobre la lucha por la libertad, la responsabilidad individual y las consecuencias del silencio. Una película que invita a la reflexión y a la memoria.
Nota: 8/10