La visita (2015)

“La visita” (The Visit) no es una película para asustar a niños pequeños, aunque sí, para bien o para mal, tiene el poder de perturbar profundamente. Esta comedia de terror independiente, dirigida por Mark Duger, se mueve con una sutileza inquietante, construyendo una atmósfera de creciente tensión a lo largo de su duración. La premisa, aparentemente sencilla –un viaje familiar a una granja abandonada – es el punto de partida para una experiencia cinematográfica inesperadamente perturbadora.

La película se centra en la dinámica familiar de los hijos, Ellis y Beau, y sus intentos de conectar con sus abuelos, quienes, tras años sin verlos, les invitan a pasar el verano en su casa de Pensilvania. Desde el principio, se percibe una extraña calma en el lugar, un silencio que contrasta con el espíritu alegre que uno esperaría de un lugar destinado al descanso familiar. La dirección de Duger es notable: la paleta de colores, inicialmente cálida y acogedora, gradualmente se vuelve fría y desaturada a medida que la historia avanza, reflejando el deterioro moral y psicológico de los abuelos.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares de la película. Gabriel Byrne y Verónica Forqué, interpretando a los abuelos, ofrecen interpretaciones magistrales. Por qué se comportan de la manera en que lo hacen, y el porqué de su comportamiento, se desvela lentamente, a través de miradas furtivas y gestos inquietantes. Byrne, en particular, transmite una fascinante ambigüedad; su personaje no es simplemente malvado, sino más bien un ser atrapado en una rutina obsesiva y enfermiza. Este nivel de profundidad psicológica es lo que eleva la película por encima de un simple ejercicio de sustos baratos.

El guion, a cargo de Duger y Jake Kasdan, se beneficia enormemente de la sencillez. No se basa en gore ni en efectos especiales elaborados; en cambio, la fuerza de la película reside en la sugestión. Los diálogos son breves y, a menudo, significativos, y la historia se construye poco a poco, revelando detalles perturbadores que dejan al espectador con la sensación de que algo terrible está oculto justo debajo de la superficie. El ritmo es meticulosamente calibrado, y la tensión aumenta gradualmente hasta llegar a un clímax que resulta sorprendentemente impactante, aunque quizás no tan explícito como algunos podrían esperar. La película explora temas de secretos familiares, la fragilidad de la memoria y el horror que reside en la banalidad de la rutina.

“La visita” no es una película para todos los públicos, y definitivamente no es una experiencia agradable para quienes buscan un entretenimiento ligero. Sin embargo, para aquellos que disfrutan de los thrillers psicológicos con un toque de terror sutil y perturbador, esta película ofrece una experiencia cinematográfica memorable y profundamente inquietante. Es una obra que se queda contigo después de que los créditos finales han terminado de rodar.

Nota: 8/10