La voz del interior (2007)

“La voz del interior” (The Measure of a Man) no es un documental grandioso en términos de producción visual, pero lo que logra compensar con creces es su impacto emocional y la fuerza de la historia que narra. La película, que documenta la vida de Richard Pimentel, un veterano de Vietnam y defensor incansable de los derechos de las personas con discapacidad, es un testimonio conmovedor de resiliencia humana y de la importancia de la voz, tanto literal como metafórica.

La dirección de Rodrigo Bahena es sutil pero efectiva. No recurre a la pompa ni a la sensacionalidad. La película se construye lentamente, a través de entrevistas a Pimentel, a sus familiares y amigos, y a las personas que se han beneficiado de su trabajo. El uso de flashbacks, aunque no abundantes, ayudan a contextualizar la experiencia traumática de Pimentel en Vietnam y a revelar la evolución de su visión y compromiso. Se observa un respeto por la privacidad del protagonista, permitiendo que su voz, a pesar de sus dificultades para escuchar, sea el eje central de la narrativa. Esta elección estilística, lejos de ser una limitación, es, en realidad, una fortaleza, al forzar al espectador a prestar atención a cada palabra, a cada inflexión, y a la sinceridad de sus emociones.

La actuación de Richard Pimentel es, sin duda, el corazón de la película. Su vulnerabilidad y su determinación son palpables. Aunque la película no le permite mostrar una gran variedad de expresiones faciales debido a su sordera, la intensidad de su relato y la convicción con la que defiende sus ideas trascienden cualquier barrera física. Las actuaciones secundarias también son sólidas, destacando la emotividad de su esposa, Joan, y la sinceridad de aquellos que comparten sus experiencias. Se nota que el equipo de filmación ha invertido tiempo en obtener testimonios auténticos y emocionales, lo que contribuye enormemente a la credibilidad de la película.

El guion es deliberadamente directo, evitando adornos innecesarios. La historia de Pimentel es en sí misma una narrativa poderosa, pero el guion se centra en sus luchas, sus logros y, sobre todo, en su deseo de crear una organización que abogase por aquellos que no tienen voz. La película no trata de ofrecer soluciones fáciles a los problemas de discapacidad, sino de resaltar la necesidad de empatía, comprensión y, crucialmente, de asegurar que las personas con discapacidad sean escuchadas y consideradas en la sociedad. La película también logra, con gran sensibilidad, explorar las consecuencias psicológicas de la guerra y la lucha por superar el trauma. Se evitan las simplificaciones y se permite que la historia se desarrolle con el ritmo natural de la vida real, lo que le da un carácter profundamente humano y conmovedor.

Nota: 8/10